2 de junio 2024 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
Papa Francisco: La procesión con el Santísimo Sacramento –característica de la fiesta del Corpus Christi, pero que por el momento no podemos hacer -nos recuerda que estamos llamados a salir llevando a Jesús. Salir con entusiasmo llevando a Cristo a aquellos que encontramos en la vida cada día. Nos convertimos así en una Iglesia con el cántaro en la mano, que despierta la sed y lleva el agua. Abramos de par en par el corazón en el amor, para ser nosotros la habitación amplia y acogedora donde todos puedan entrar y encontrar al Señor. Desgastemos nuestra vida en la compasión y la solidaridad, para que el mundo vea por medio nuestro la grandeza del amor de Dios. Y entonces el Señor vendrá, una vez más nos sorprenderá, una vez más se hará alimento para la vida del mundo. Y nos saciará para siempre, hasta el día en que, en el banquete del cielo, contemplaremos su rostro y nos alegraremos sin fin. (06-06-2021)
Éxodo 24, 3-8: Moisés bajó y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todos sus decretos; y el pueblo contestó con voz unánime: Cumpliremos todas las palabras que ha dicho el Señor. Moisés escribió todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó algunos jóvenes de los hijos de Israel ofrecer al Señor holocaustos e inmolar novillos como sacrificios de comunión. Tomó Moisés la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después tomó el documento de la alianza, se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: Haremos todo lo que ha dicho el Señor y le obedeceremos. Entonces Moisés tomó la sangre y roció al pueblo, diciendo: Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras.
Salmo 115, 12-18: Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Hebreos 9, 11-15: Cristo ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes definitivos. Su tienda es más grande y más perfecta: No hecha por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No lleva sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de una becerra, santifican con su aspersión a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, ¡cuanto más la sangre de Cristo que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto del Dios vivo! Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.
Marcos 14, 12-16.22-26: El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?. Él envió a dos discípulos diciéndoles: Id a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa a donde entre, decidle al dueño: “El maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. Os enseñará una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la Pascua. Mientras comían, Jesús tomó pan, y pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. Después, tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo: Ésta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios. Después de cantar el himno, salieron para el Monte de los Olivos.