17 de diciembre 2023 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Juan el Bautista recorrió un largo camino para llegar a testimoniar a Jesús. El camino de la alegría no es fácil, no es un paseo. Se necesita trabajo para estar siempre en la alegría. Juan dejó todo, desde joven, para poner a Dios en primer lugar, para escuchar con todo su corazón y con todas sus fuerzas la Palabra. Juan se retiró al desierto, despojándose de todo lo superfluo, para ser más libre de seguir el viento del Espíritu Santo. Cierto, algunos rasgos de su personalidad son únicos, irrepetibles, no se pueden proponer a todos. Pero su testimonio es paradigmático para todo aquel que quiera buscar el sentido de su propia vida y encontrar la verdadera alegría. De manera especial, el Bautista es un modelo para cuantos están llamados en la Iglesia a anunciar a Cristo a los demás: pueden hacerlo solo despegándose de sí mismos y de la mundanidad, no atrayendo a las personas hacia sí sino orientándolas hacia Jesús. (13-12-2020)
Isaías 61, 1-2a.10-11: El Espíritu del Señor, Dios, está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para curar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad; para proclamar un año de gracia del Señor. Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha puesto un traje de salvación, y me ha envuelto con un manto de justicia, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos.
Salmo Lucas 1, 46b-50.53-54: Me alegro con mi Dios.
1Tesalonicenses 5, 16-24: Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis las profecías. Examinadlo todo y quedaos con lo bueno. Guardaos de toda clase de mal. Que el mismo Dios de la paz os santifique totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, se mantenga sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. Él que os llama es fiel, y él lo realizará.
Juan 1, 6-8.19-28: Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: “¿Tú quién eres?”. Él confesó y no negó; confesó: “Yo no soy el Mesías”. Le preguntaron: “¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?”. Él dijo: “No lo soy”. “¿Eres tú el Profeta?”. Respondió: “No”. Y le dijeron: “¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?”. Él contestó: Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías. Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: “Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?”. Juan les respondió: “Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia”. Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.