Archivo de abril de 2022

Lectura diaria de la Biblia

miércoles, 20 de abril de 2022

21 de abril 2022 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Es más fácil creer en un fantasma que en Cristo vivo. Ser cristianos significa no partir de la muerte, sino del amor de Dios por nosotros, que ha derrotado a nuestra acérrima enemiga. Dios es más grande que la nada, y basta solo una vela encendida para vencer a la más oscura de las noches.

Los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y como lo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice: Paz a vosotros. Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Él les dijo: ¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo. Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: ¿Tenéis ahí algo de comer? Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los profetas y Salmos acerca de mí. Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo: Así estaba escrito: El Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.

Hechos 3, 11-26; Salmo 8, 2a.5-9 . Lucas 24, 35-48

Lectura diaria de la Biblia

martes, 19 de abril de 2022

20 de abril 2022 – miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El camino de Emaús se convierte en símbolo de nuestro camino de fe: las Escrituras y la Eucaristía son los elementos indispensables para el encuentro con el Señor. La vida a veces nos hiere y nos alejamos del Señor, pero nos acoge la liturgia de la Palabra: Jesús nos explica las Escrituras y vuelve a encender en nuestros corazones el calor de la fe y de la esperanza, y en la Comunión nos da fuerza.

Los discípulos de Jesús iban a una aldea llamada Amaús. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: ¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?. Ellos le contestaron: Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaran. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Algunas mujeres fueron muy de mañana al sepulcro y no encontraron su cuerpo e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron. Entonces Jesús les dijo: ¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?. Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída. Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?.

Hechos 3, 1-10; Salmo 104, 1-9 . Lucas 24, 13a.15-17a.19b-32

Lectura diaria de la Biblia

martes, 19 de abril de 2022

20 de abril 2022 – miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El camino de Emaús se convierte en símbolo de nuestro camino de fe: las Escrituras y la Eucaristía son los elementos indispensables para el encuentro con el Señor. La vida a veces nos hiere y nos alejamos del Señor, pero nos acoge la liturgia de la Palabra: Jesús nos explica las Escrituras y vuelve a encender en nuestros corazones el calor de la fe y de la esperanza, y en la Comunión nos da fuerza.

Los discípulos de Jesús iban a una aldea llamada Amaús. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: ¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?. Ellos le contestaron: Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaran. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Algunas mujeres fueron muy de mañana al sepulcro y no encontraron su cuerpo e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron. Entonces Jesús les dijo: ¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?. Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída. Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?.

Hechos 3, 1-10; Salmo 104, 1-9 . Lucas 24, 13a.15-17a.19b-32

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 18 de abril de 2022

19 de abril 2022 – martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a os y al hombre.

Papa Francisco: María Magdalena lloraba la pérdida de su Señor y no creía a sus ojos al verlo resucitado. Dejemos que el asombro gozoso de Pascua se irradie en los pensamientos, en las miradas, en las aptitudes, en los gestos y en las palabras… Quien experimenta esto se convierte en testigo de la Resurrección, porque en cierto sentido resucita el mismo, resucita ella misma.

Estaba María (Magdalena) fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: Mujer, ¿por qué lloras?. Ella les contesta: Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?. Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: Señor, si tú te lo has llevado, dime donde lo has puesto y yo lo recogeré. Jesús le dice: ¡María!. Ella se vuelve y le dice: ¡Rabboni!, que significa ¡Maestro!. Jesús le dice: No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”. María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: He visto al Señor y ha dicho esto.

Hechos 2, 36-41; Salmo 32, 4-5.18-20.22 . Juan 20, 11-18

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 17 de abril de 2022

18 de abril 2022 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Al día siguiente de la resurrección de Jesús, sus discípulos no contemplaron una verdad puramente interior o abstracta, sino una verdad que se revelaba a ellos precisamente en el encuentro con el Resucitado, en la contemplación de su vida, de su misterio. Con razón santo Tomás de Aquino afirma que se trata de una oculata fides, de una fe que ve (cf. Ibid., n. 30). La última palabra no es el sepulcro, ¡no es la muerte, es la vida! esta es nuestra certeza.

Las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: Alegraos. Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él. Jesús les dijo: No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán. Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros. Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.

Hechos 2, 14.22-33; Salmo 15, 1-2.5.7-11 . Mateo 28, 8-15

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 17 de abril de 2022

17 de abril 2022 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

Papa Francisco: Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí. Ha resucitado… Venid a ver el sitio donde lo pusieron (Mt 28, 5-6). Esta es la culminación del Evangelio, es la Buena Noticia por excelencia: Jesús, el crucificado, ha resucitado. Este acontecimiento es la base de nuestra fe y de nuestra esperanza. Jesús, el amor encarnado, murió en la cruz por nuestros pecados, pero Dios Padre lo resucitó y lo ha constituido Señor de la vida y de la muerte. En Jesús, el amor ha vencido al odio, la misericordia al pecado, el bien al mal, la verdad a la mentira, la vida a la muerte. No privemos al mundo del gozoso anuncio de la Resurrección.

VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA

Génesis 1, 1-2, 2: Vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno.
Génesis 22, 1-18: El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.
Éxodo 14, 15-15, 1: Los israelitas pasaron el mar, por lo seco.
Isaías 54, 5-14: Con amor eterno te quiere el Señor, tu libertador.
Isaías 55, 1-11: Venid a mí y viviréis: sellaré con vosotros una alianza perpetua.
Baruc 3, 9-15.32-4, 4: Camina a la claridad del resplandor del Señor.
Ezequiel 36, 16-28: Derramaré un agua pura, os daré un corazón nuevo.

Romanos 6, 3-11: Cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la suya, lo seremos también en una resurrección como la suya; sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que fuera destruido el cuerpo de pecado, y, de este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado; porque quien muere ha quedado libre del pecado. Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque quien ha muerto, ha muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive, vive para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

Salmo 117, 1-2.16-17.22-23: Aleluya, Aleluya, Aleluya.

Lucas 24, 1-12: El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y entrando no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Ellas quedaron despavoridas y con las caras mirando al suelo y ellos les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. HA RESUCITADO. Recordad como os habló estando todavía en Galilea, cuando dijo que el Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar. Y recordaron sus palabras. Habiendo vuelto del sepulcro, anunciaron todo esto a los Once y a todos los demás. Era María la Magdalena, Juana y María la de Santiago. También las demás que estaban con ellas, contaban esto mismo a los Apóstoles. Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron. Pedro, sin embargo, se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose ve solo los lienzos. Y volvió a su casa, admirándose de lo sucedido.

MISA DEL DÍA DE PASCUA

Hechos 10, 34a. 37-43: Pedro tomó la palabra y dijo: Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los Judíos y en Jerusalén. A este lo mataron colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.

Salmo 117, 1-2.16-17.22-23: Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Colosenses 3, 1-4: Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.

Juan 20, 1-9: El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro, se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Lectura diaria de la Biblia

viernes, 15 de abril de 2022

16 de abril 2022 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

SÁBADO SANTO DE LA SEPULTURA DEL SEÑOR

Papa Francisco: La pasión de Jesús no es un accidente, su muerte estaba escrita. Se trata de un misterio desconcertante, el misterio de la gran humildad de Dios: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su unigénito (Jn 3, 16). Pensemos mucho en el dolor de Jesús y digámonos a nosotros mismos: esto es por mí. Incluso si yo hubiese sido la única persona en el mundo, Él lo habría hecho. Lo hizo por mí. Besemos el crucifijo y digamos: por mí, gracias Jesús, por mí. Cuando todo parece perdido, cuando ya no queda nadie porque herirán al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño (Mt 26, 31), es entonces cuando Dios interviene con el poder de la resurrección. La resurrección de Jesús no es el final feliz de un hermoso cuento, no es el happy end de una película, sino la intervención de Dios Padre allí donde se rompe la esperanza humana. En el momento en que todo parece perdido, en el momento del dolor, en el que muchas personas sienten la necesidad de bajar de la cruz, es el momento más cercano a la resurrección. La noche se hace más oscura precisamente antes de que comience la luz. En el momento más oscuro interviene Dios y resucita.

Lectura diaria de la Biblia

jueves, 14 de abril de 2022

15 de abril 2022 – Viernes Santo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

Papa Francisco: Cuando dirigimos la mirada a la cruz donde Jesús estuvo clavado, contemplamos el signo del amor, del amor infinito de Dios por cada uno de nosotros y la raíz de nuestra salvación. De esa cruz brota la misericordia del Padre, que abraza al mundo entero. Por medio de la cruz de Cristo ha sido vencido el maligno, ha sido derrotada la muerte, se nos ha dado la vida, devuelto la esperanza. La cruz de Jesús es nuestra única esperanza verdadera. Por eso la Iglesia exalta la Santa Cruz y también por eso nosotros, los cristianos, bendecimos con el signo de la cruz.

Isaías 52, 13-53, 12: Fue traspasado por nuestras rebeliones.
Salmo 30, 2-6.12-13.15-17.25: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9: A pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer.
Juan 18, 1-19, 42: Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan.

Salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando una coorte y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y le dijo: ¿A quién buscáis? Le contestaron: A Jesús, el Nazareno. Les dijo Jesús: Yo soy. Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar. Al decirles: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: ¿A quién buscáis?. Ellos dijeron: A Jesús, el Nazareno. Jesús contestó: Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a estos. Y así se cumplió lo que había dicho: No he perdido a ninguno de los que me diste. Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?.

Llevaron a Jesús ante Anás y Caifás. Negaciones de Pedro

La coorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: Conviene que muera un solo hombre por el pueblo. Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada portera dijo entonces a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?. Él dijo: No lo soy. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en las sinagogas y en el templo, donde se reúnen todos los judíos y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así contestas al sumo sacerdote? Jesús respondió: Si he faltado al hablar, muestra en que he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿Por qué me pegas?. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro estaba en pie, calentándose y le dijeron: ¿No eres tú también de sus discípulos?. Él lo negó, diciendo: No lo soy. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo: ¿No te he visto yo en el huerto con él?. Pedro volvió a negar, y en seguida cantó un gallo.

Mi reino no es de este mundo

Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impurezas y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo: ¿Qué acusación presentáis contra este hombre?. Le contestaron: Si este no fuera un malhechor no te lo entregaríamos. Pilato les dijo: Lleváoslo vosotros y juzgarlo según vuestra ley. Los judíos le dijeron: No estamos autorizados para dar muerte a nadie. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el rey de los judíos?. Jesús le contestó: ¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?. Pilato replicó: ¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?. Jesús le contestó: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí. Pilato le dijo: Entonces, ¿tú eres rey?. Jesús le contestó: Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz. Pilato le dijo: Y, ¿qué es la verdad?. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo: Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?. Volvieron a gritar: A ése no, a Barrabas. El tal Barrabas era un bandido.

¡Salve, rey de los judíos! ¡Crucifícalo!

Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto de color púrpura; y, acercándose a él, le decían: ¡Salve, rey de los judíos!. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa. Y salió Jesús afuera llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: He aquí al hombre. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: ¡Crucifícalo, crucifícalo!. Pilato les dijo: Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él. Los judíos le contestaron: Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha hecho Hijo de Dios. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más. Entró otra vez en el pretorio y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú?. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?. Jesús le contestó: No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey está contra el Cesar. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó fuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman el Enlosado (en hebreo Gábbata). Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: He aquí a vuestro rey. Ellos gritaron: ¡Fuera, fuera; crucifícalo!. Pilato les dijo: ¿A vuestro rey voy a crucificar?. Contestaron los sumos sacerdotes: No tenemos más rey que al Cesar. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.

Crucifixión. Ahí tienes a tu madre. “Entregó el espíritu”

Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado de la Calavera (que en hebreo se dice “Gólgota”), donde lo crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: No escribas: “El rey de los judíos”, sino: “Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos”. Pilato les contestó: Lo escrito, escrito está. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costuras, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: No la rasguemos, sino echémosla a suerte, a ver a quien le toca. Así se cumplió la Escritura: Se repartieron mi ropa y echaron a suerte mi túnica. Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaba su madre, le hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo, luego, dijo al discípulo: ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura dijo: Tengo sed. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: Está cumplido. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Y al punto salió sangre y agua. Sepultura

Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que le quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: No le quebrarán un hueso; y en otro lugar la Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.

Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

Lectura diaria de la Biblia

miércoles, 13 de abril de 2022

14 de abril 2022 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

JUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR

Papa Francisco: Jesús es el más importante y lava los pies porque, entre nosotros, el que está más alto debe estar al servicio de los otros. Lavar los pies es: Yo estoy a tu servicio. Nosotros debemos ayudarnos, los unos a los otros. A veces estoy enfadado con uno, o con una… pero… olvídalo, olvídalo, y si te pide un favor, hazlo. Ayudarse unos a otros: esto es lo que Jesús nos enseña y esto es lo que yo hago, y lo hago de corazón, porque es mi deber. Pero es un deber que viene del corazón: lo amo. Amo esto y amo hacerlo porque el Señor así me lo ha enseñado.

Éxodo 12, 1-8.11-14: Prescripciones sobre la cena pascual.

Salmo 115, 12-13.15-18: El cáliz de la bendición es comunión de la sangre de Cristo.

1Corintios 11, 23-26: Cuando coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor.

Juan 13, 1-15: Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarle los pies a los discípulos, secándolos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y este le dijo: Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?. Jesús le replicó: Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde. Pedro le dice: No me lavarás los pies jamás. Jesús le contestó: Si no te lavo, no tienes parte conmigo. Simón Pedro le dice: Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dice: Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos. Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: No todos estáis limpios. Cuando acabó de lavarle los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.

Éxodo 12, 1-8.11-14; Salmo 115, 12-18; 1 Corintios 11, 23-26

Lectura diaria de la Biblia

martes, 12 de abril de 2022

13 de abril 2022 – miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

MIÉRCOLES SANTO

Papa Francisco: Hoy, a mitad de la Semana Santa, la liturgia nos presenta un episodio triste: el relato de la traición de Judas, que se dirige a los jefes del Sanedrín para comerciar y entregarles a su Maestro. ¿Cuánto me dais si yo os lo entrego?. Jesús en ese momento tiene un precio. Este hecho dramático marca el inicio de la Pasión de Cristo, un itinerario doloroso que Él elige con absoluta libertad. Lo dice claramente Él mismo: Yo entrego mi vida… Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla (Jn 10, 17-18).

Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?. Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?. Él contestó: Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: “El maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: ¿Soy yo acaso, Señor?. Él respondió: El que ha mojado en la misma fuente que yo, ese me va a entregar. El Hijo del Hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¿Soy yo acaso, Maestro? Él respondió: Tú lo has dicho.

Isaías 50, 4-9a; Salmo 68, 8-10.21-22.31-34 . Mateo 26, 14-25