26 de septiembre 2021 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: El Evangelio de este domingo (Marcos 9, 38ss) nos presenta uno de esos momentos particulares muy instructivos de la vida de Jesús con sus discípulos. Estos habían visto que un hombre que no formaba parte del grupo de los seguidores de Jesús, expulsaba a los demonios en el nombre de Jesús, y por eso querían prohibírselo. Juan, con el entusiasmo acérrimo típico de los jóvenes, informa sobre el hecho al Maestro buscando su apoyo; pero Jesús, al contrario, responde: No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está a favor nuestro. Juan y los demás discípulos manifiestan una actitud de cerrazón frente a un suceso que no entra en sus esquemas, en este caso la acción aunque sea buena, de una persona externa al círculo de seguidores. Sin embargo, Jesús aparece muy libre, plenamente abierto a la libertad del Espíritu de Dios, que en su acción no se limita a ningún lugar ni a ningún grupo. La actitud de los discípulos de Jesús es muy humana, muy común, y lo podemos encontrar en las comunidades cristianas de todos los tiempos, probablemente también en nosotros mismos. De buena fe, con celo, se quisiera proteger la autenticidad de una cierta experiencia, tutelando al fundador o al líder de los falsos imitadores. Pero al mismo tiempo está como el temor de la competencia, que alguno pueda robar nuevos seguidores, y entonces no se logra apreciar el bien que los otros hacen: no va bien porque no es de los nuestros, se dice. Aquí está la raíz del proselitismo. Y la Iglesia –decía el Papa Benedicto- no crece por proselitismo, crece por atracción, es decir crece por el testimonio dado a los demás con la fuerza del Espíritu Santo (30-9-2018).
Números 11, 25-29: El Señor bajó en la nube, habló con Moisés y, apartando algo del Espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. En cuento se posó sobre ellos el Espíritu, se pusieron a profetizar. Pero no volvieron a hacerlo. Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque eran de los designados, no habían acudido a la tienda, pero el Espíritu se posó sobre ellos y se pusieron a profetizar en el campamento. Un muchacho corrió a contárselo a Moisés: Eldad y Medad están profetizando en el campamento. Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino: Señor mío, Moisés, prohíbeselo. Moisés le respondió: ¿Es que estás tú celoso por mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor recibiera el Espíritu del Señor y profetizara!.
Salmo 18, 8-14: Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
Santiago 5, 1-6: Atención, ahora, los ricos: llorad a gritos por las desgracias que se os vienen encima. Vuestra riqueza está podrida y vuestros trajes se han apolillado. Vuestro oro y vuestra plata están oxidados, y su herrumbre se convertirá en testimonio contra vosotros y devorará vuestras carnes como fuego. ¡Habéis acumulado riquezas… en los últimos días! Mirad, el jornal de los obreros que segaron vuestros campos, el que vosotros habéis retenido, está gritando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor del universo. Habéis vivido con lujo sobre la tierra y os habéis dedo a la gran vida, habéis cebado vuestros corazones para el día de la matanza. Habéis condenado, habéis asesinado al inocente, el cual no os ofrece resistencia.
Marcos 9, 38-43.45.47-48: Juan dijo a Jesús: Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros. Jesús respondió: No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y el que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos a la “gehenna”, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehenna”. Y si