Archivo de agosto de 2021

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 22 de agosto de 2021

22 de agosto 2021 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En el Evangelio de hoy, Jesús revela el origen de sus bendiciones cuando habla a sus discípulos. Muchos de ellos estaban desolados, confusos y también enfadados, debatiendo sobre aceptar o no sus “palabras duras”, tan contrarias a la sabiduría de este mundo. Como respuesta, el Señor les dice directamente: 1. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Estas palabras, con su promesa del don del Espíritu Santo, rebosan de vida para nosotros que las acogemos desde la fe. Ellas indican la fuente última de todo el bien: el Espíritu de Dios, que insufla constantemente vida nueva en el mundo, en los corazones, en las familias y en las parroquias. Cada nuevo día en la vida de nuestras familias y cada nueva generación trae consigo la promesa de un nuevo Pentecostés, un Pentecostés doméstico, una nueva efusión del Espíritu, el Paráclito, que Jesús nos envía como nuestro Abogado, nuestro Consolador y quien verdaderamente nos da valentía. Cuanta necesidad tiene el mundo de este aliento que es don y promesa de Dios… 2. En la segunda lectura de hoy, san Pablo nos dice que el matrimonio es una participación en el misterio de fidelidad eterna de Cristo a su esposa, la Iglesia. Pero esta enseñanza, aunque magnífica, tal vez pueda parecer a algunos una “palabra dura”. Porque vivir en el amor, como Cristo nos ha amado, supone la imitación de su supremo sacrificio, implica morir a nosotros mismos para renacer a un amor más grande y duradero. Solo ese amor puede salvar al mundo de la esclavitud del pecado, del egoísmo, de la codicia y de la indiferencia ante las necesidades de los menos afortunados. Si somos honestos con nosotros mismos, también nosotros podemos encontrar duras las enseñanzas de Jesús. 3. Qué difícil es perdonar siempre a quienes nos hieren. Qué desafiante es acoger siempre al emigrante y al extranjero. Qué doloroso es soportar la desilusión, el rechazo, la traición. Qué incómodo es proteger los derechos de los más frágiles, de los que aún no han nacido o de los más ancianos, que parece que obstaculizan nuestro sentido de libertad. Sin embargo, es justamente en esas circunstancias en las que el Señor nos pregunta: ¿También vosotros queréis marcharos?. Con la fuerza del espíritu que nos anima y con el Señor siempre a nuestro lado, podemos responder: nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios. Con el pueblo de Israel, podemos repetir como Israel en la primera lectura: También nosotros serviremos al Señor, ¡porque Él es nuestro Dios! (Josué 24, 18) (26-8-2018).

Josué 24, 1-2a.15-17.18b: Josué reunió todas las tribus de Israel en Siquén y llamó a los ancianos de Israel, a los jefes, a los jueces y a los magistrados. Y se presentaron ante Dios. Josué dijo a todo el pueblo: Si os resulta duro servir al Señor, elegid a quien servir: si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país habitáis; que yo y mi casa serviremos al Señor. El pueblo respondió: ¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para ir a servir a otros dioses! Porque el Señor nuestro Dios es quien nos sacó, a nosotros y a nuestros padres, de Egipto, de la casa de la esclavitud; y quien hizo a nuestros ojos aquellos grandes prodigios y nos guardó en todo nuestro peregrinar y entre todos los pueblos por los que atravesamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡Porque él es nuestro Dios!.

Salmo 33, 2-3.16-23: Gustad y ved que bueno es el Señor.

Efesios 5, 21-32: Hermanos: Sed sumisos unos a otros en el temor de Cristo: las mujeres, a sus maridos, como el Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Como la iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su iglesia: él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para presentársela gloriosa, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse así mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Es este un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la iglesia.

Juan 6, 60-69: Muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?. Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: ¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son Espíritu y vida. Y, con todo, hay alguno de entre vosotros que no creen. Pues Jesús sabía desde el principio quienes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede. Desde entonces muchos discípulos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los doce: ¿También vosotros queréis marcharos?. Simón Pedro le contestó: Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios.

Lectura diaria de la Biblia

sábado, 21 de agosto de 2021

21 de agosto 2021 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: La tentación de la codicia siempre está presente. También la encontramos en la gran profecía de Ezequiel sobre los pastores: la codicia del dinero y del poder. Y para satisfacer esta codicia, los malos pastores cargan sobre los hombros de las personas fardos insoportables, que ellos mismos ni siquiera tocan con un dedo (cf. Mt 23, 4). Podemos frustrar el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. El Espíritu nos da esa sabiduría que va más allá de la ciencia, para trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad (5-10-2014).

Habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: Haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que lo vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbi”. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbi”, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar maestros, porque uno sólo es vuestro maestro, el Mesías. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Rut 2, 1-3.8-11; 4, 13-17; Salmo 127, 1bc-5 . Mateo 23, 1-12

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jueves, 19 de agosto de 2021

20 de agosto 2021 – viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En medio de la tupida selva de preceptos, prescripciones y legalismos, Jesús abre una brecha para distinguir dos rostros: el rostro del Padre y el del hermano. No son preceptos y fórmulas; nos entrega dos rostros, es más, un solo rostro, el de Dios que se refleja en muchos rostros, porque en el rostro de cada hermano, especialmente en el más pequeño, frágil, indefenso y necesitado, está presente la imagen misma de Dios. Y deberíamos preguntarnos, cuando encontramos a uno de estos hermanos, si somos capaces de reconocer en él el rostro de Dios (26-10-2014).

Los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?. Él le dijo: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los profetas.

Rut 1, 1.3-6.14b-16.22; Salmo 145, 5-10 . Mateo 22, 34-40

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martes, 17 de agosto de 2021

18 de agosto 2021 – miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Jesús habla muchas veces de la importancia de la fe. La justicia de Dios se convierte en liberación para cuantos están oprimidos por la esclavitud del pecado y sus consecuencias. La justicia de Dios es su perdón. La misericordia no es contraria a la justicia sino que expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer (Miser.Vul. 20-21. 11-4-2015).

Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”. Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña”. Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”. Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”. Así, los últimos serán los primeros y los primeros, últimos.

Jueces 9, 6-15; Salmo 20, 2-7 . Mateo 20, 1-16

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lunes, 16 de agosto de 2021

17 de agosto 2021 – martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Cristo se hizo pobre enriqueciéndonos con su pobreza. Esta pobreza amorosa es solidaridad, compartir y caridad, y se expresa en la sobriedad, en la búsqueda de la justicia y en la alegría de lo esencial, para alertar ante los ídolos materiales que ofuscan el verdadero sentido de la vida. No sirve una pobreza teórica, sino la pobreza que se aprende al tocar la carne de cristo pobre, en los humildes, los pobres, los enfermos y los niños. Sed incluso hoy, para la Iglesia y por el mundo, la avanzada de la atención a todos los pobres y a todas las miserias, materiales, morales y espirituales, como superación de todo egoísmo en la lógica del Evangelio, que enseña a confiar en la Providencia de Dios (8-3-2014).

Dijo Jesús a sus discípulos: En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de los cielos. Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: Entonces ¿quién puede salvarse?. Jesús se les quedó mirando y les dijo: Es imposible para los hombres; pero Dios lo puede todo. Entonces dijo Pedro a Jesús: Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?. Jesús les dijo: En verdad os digo: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierra, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros.

Jueces 6, 11-24a; Salmo 84, 9.11-14 . Mateo 19, 23-30

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lunes, 16 de agosto de 2021

16 de agosto 2021 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: La pobreza que le dio miedo a aquél muchacho tan generoso –había cumplido todos los mandamientos-, y cuando Jesús le dijo: “Mira, vende tus bienes y da el dinero a los pobres”, se puso triste, le tuvo miedo a la pobreza (cf. Mt 19,16-22). Que hay que saber administrar los bienes es una obligación, pues los bienes son un don de Dios, pero cuando esos bienes entran en el corazón y te empiezan a conducir la vida, ahí perdiste. Ya no eres como Jesús. Tienes tu seguridad donde la tenía el joven triste, el que se fue entristecido (20-9-2015).

Se acercó uno a Jesús y le preguntó: Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Él le preguntó: ¿Cuáles? Jesús le contestó: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo. El muchacho le dijo. Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta? Jesús le contestó: Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo- y luego ven y sígueme. Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

Jueces 2, 11-19; Salmo 105, 34-37.38-40.43ab.44 . Mateo 19, 16-22

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domingo, 15 de agosto de 2021

15 de agosto 2021 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

Papa Francisco: En la solemnidad de hoy, la Asunción de la bienaventurada Virgen María, el pueblo santo y fiel de Dios expresa con alegría su veneración por la Virgen Madre. Lo hace en la liturgia común y también con mil formas diferentes de piedad; y así la profecía de María misma se hace realidad: Desde ahora me felicitarán todas las generaciones (Lucas 1, 48). Porque el Señor ha puesto los ojos en la humildad de su esclava. María rezaba, gobernaba la familia y la casa, frecuentaba la sinagoga… pero cada acción diaria la hacía siempre en unión total con Jesús. Y sobre el Calvario esta unión alcanzó la cumbre en el amor, en la compasión y en el sufrimiento del corazón. Por eso Dios le concedió una participación plena en la resurrección de Jesús. El cuerpo de la Santa Madre fue preservado de la corrupción, como el del Hijo. La Iglesia hoy nos invita a contemplar este misterio: este nos muestra que Dios quiere salvar al hombre por completo, alma y cuerpo. Jesús resucitó con el cuerpo que había asumido de María; y subió al Padre con su humanidad transfigurada. Con el cuerpo, un cuerpo como el nuestro, pero transfigurado. La asunción de María, criatura humana, nos da la confirmación de nuestro destino glorioso. Los filósofos griegos despreciaban el cuerpo –considerado prisión del alma- y no concebían que Dios hubiera dispuesto que también el cuerpo del hombre estuviera unido al alma en la bienaventuranza celestial. Nuestro cuerpo, transfigurado, estará allí. Esto –la resurrección de la carne- es un elemento propio de la revelación cristiana, una piedra angular de nuestra fe (15-8-2018).

Apocalipsis 11, 19a; 12, 1-6a.10ab: Se abrió en el cielo el santuario de Dios y apareció en su santuario el arca de la alianza. Un gran signo apareció en el cielo: Una mujer vestida de sol, y la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; y está en cinta, y grita con dolores de parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otro signo en el cielo: Un gran dragón rojo que tiene siete cabezas y diez cuernos y sobre sus cabezas siete diademas, y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se puso en pie ante la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo cuando lo diera a luz. Y dio a luz un hijo barón, el que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro, y fue arrebatado si hijo junto a Dios y junto a su trono; y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios. Y oí una gran voz en el cielo que decía: Ahora se ha establecido la salvación y el poder y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.

Salmo 44, 11-12.16: De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.

1Corintios 15, 20-27a: Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección. Pues lo mismo que en Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su puesto: Primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo, en su venida; después el final, cuando Cristo entregue el reino a Dios Padre, cuando haya aniquilado todo principado, poder y fuerza. Pues Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. El último enemigo en ser destruido será la muerte, porque lo ha sometido todo bajo sus pies.

Lucas 1, 39-56: María se puso en camino y fue de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que ha dicho el Señor se cumplirá. María dijo: proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de viernes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” -como lo había prometido a “nuestros padres”- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Lectura diaria de la Biblia

sábado, 14 de agosto de 2021

14 de agosto 2021 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos. Les impuso las manos y se marchó de allí (Mt 19, 13-15). Qué bonita esa confianza de los padres, y esa respuesta de Jesús. ¡Cuánto quisiera que esta página se convirtiera en la historia normal de todos los niños! El Señor juzga nuestra vida escuchando lo que le refieren los ángeles de los niños, ángeles que están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial (cf. Mateo 18, 10). Preguntémonos siempre: ¿Qué le contarán a Dios de nosotros esos ángeles de los niños? (8-4-2015).

Le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos. Les impuso las manos y se marchó de allí.

Josué 24, 14-29; Salmo 15, 1b-2a.5.7-8.11 . Mateo 19, 13-15

Lectura diaria de la Biblia

jueves, 12 de agosto de 2021

13 de agosto 2021 – viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Muchas veces los niños se esconden para llorar solos… Tenemos que entender esto bien. Marido y mujer son una sola carne. Pero sus criaturas son carne de su carne. Pensemos en la dureza con la que Jesús advierte a los adultos no escandalizar a los pequeños: Al que escandalice a uno de estos pequeños, más le valdría que le colgasen una piedra de molino y lo arrojasen al mar (Mt 18, 6). Así podemos comprender mejor su palabra sobre la gran responsabilidad de custodiar el vínculo conyugal que da inicio a la familia humana (cf. Mt 19, 6-9). Cuando el hombre y la mujer se convirtieron en una sola carne, todas las heridas y todos los abandonos del papá y de la mamá inciden en la carne viva de los hijos (24-6-2015).

Se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: ¿Es lícito a uno repudiar a su mujer por cualquier motivo?. Él les respondió: ¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Ellos insistieron: ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?. Él les contestó: Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer –no hablo de unión ilegítima- y se casa con otra, comete adulterio. Los discípulos le replicaron: Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse. Pero él les dijo: No todos entienden eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda.

Josué 24, 1-13; Salmo 135, 1a-3a.16a-18a.21a, 22a,24a . Mateo 19, 3-12

Lectura diaria de la Biblia

jueves, 12 de agosto de 2021

12 de agosto 2021 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Tenemos que suplicar al Señor que nos dé la gracia de ser misericordiosos con quienes nos hacen daño: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34). El único camino para vencer el mal es la misericordia. La justicia es necesaria, pero ella sola no basta. No tengáis miedo de contemplar los ojos de Jesús llenos de amor infinito hacia vosotros, y dejaos tocar por su mirada misericordiosa, dispuesta a perdonar cada uno de vuestros pecados. ¡Id a él y no tangáis miedo! Y decidle desde lo más profundo del corazón: “¡Jesús, confío en ti”! (15-8-2015).

Acercándose Pedro a Jesús le preguntó: Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?. Jesús le contesta: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos (millones). Como no tenía con qué pagar, el Señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”. Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios (unas monedas) y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: “Págame lo que me debes”. Él compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.

Josué 3, 7-10a.11.13-17; Salmo 113a, 1-6 . Mateo 18, 21-35