Archivo de noviembre de 2020

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 30 de noviembre de 2020

30 de noviembre 2020 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

FIESTA DE SAN ANDRÉS, APÓSTOL

Papa Francisco: Los Apóstoles eran personas sencillas, no eran escribas ni doctores de la Ley. ¿Cómo pudieron, con sus limitaciones y combatidos por las autoridades, llenar Jerusalén con su enseñanza? Está claro que solo pueden explicar este hecho la presencia con ellos del Señor resucitado y la acción del Espíritu Santo. Su fe se basaba en una experiencia tan fuerte y personal de Cristo muerto y resucitado, que no tenían miedo de nada ni de nadie, e incluso veían las persecuciones como un motivo de honor que les permitía seguir las huellas de Jesús y asemejarse a Él, dando testimonio con la vida (14-4-2013).

Paseando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Romanos 10, 9-18; Salmo 18, 2-5b . Mateo 4, 18-22

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domingo, 29 de noviembre de 2020

29 de noviembre 2020 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

NUEVO AÑO LITÚRGICO CICLO “B” TIEMPO DE ADVIENTO

Papa Francisco: Hoy comenzamos el camino de Adviento, que culminará en la Navidad. El Adviento es el tiempo que se nos da para acoger al Señor que viene a nuestro encuentro, también para verificar nuestro deseo de Dios, para mirar hacia adelante y prepararnos para el regreso de Cristo. El viene dentro de nosotros cada vez que estamos dispuestos a recibirlo, y vendrá de nuevo al final de los tiempos “para juzgar a los vivos y a los muertos”. Por eso debemos estar siempre alerta y esperar al Señor con la esperanza de encontrarlo. La liturgia de hoy nos habla precisamente del sugestivo tema de la vigilia y de la espera. En el Evangelio Jesús nos exhorta a estar atentos y a vigilar a fin de estar listos para recibirlo en el momento del regreso. Nos dice: “Estad atentos, vigilad, pues no sabéis cuando será el momento (…) No sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos”. La persona que está atenta es la que, en el ruido del mundo, no se deja llevar por la distracción o la superficialidad, sino que vive de modo pleno y consciente, con una preocupación dirigida en primer lugar a los demás. La persona vigilante es la que acoge la invitación a velar, es decir, a no dejarse abrumar por el sueño del desánimo, la falta de esperanza, la desilusión; y al mismo tiempo rechaza la llamada de tantas vanidades de las que está el mundo lleno y detrás de las cuales, a veces, se sacrifican tiempo y serenidad personal y familiar. Estar atentos y vigilantes son las premisas para no seguir deambulando fuera de los caminos del Señor, perdidos en nuestros pecados y nuestras infidelidades; estar atentos y alertas, son las condiciones para permitir a Dios irrumpir en nuestras vidas, para restituirle significado y valor con su presencia llena de bondad y de ternura (3-12-2017).

Isaías 63, 16c-17.19c; 64, 2b-7: Tú, Señor, eres nuestro Padre, tu nombre desde siempre es “nuestro Libertador”. ¿Por qué nos extravías, Señor, de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses! En tu presencia se estremecerían las montañas. “Descendiste, y las montañas se estremecieron”. Jamás se oyó ni se escuchó, ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por quien espera en él. Sales al encuentro de quien practica con alegría la justicia y, andando en tus caminos, se acuerda de ti. E aquí que tú estabas airado y nosotros hemos pecado. Pero en los caminos de antiguo seremos salvados. Todos éramos impuros, nuestra justicia era un vestido manchado; todos nos marchitábamos como hojas, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre; nadie salía del letargo para adherirse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas al poder de nuestra culpa. Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú nuestro alfarero: todos somos obra de tu mano.

Salmo 79, 2ac.3b.15-16.18-19: Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

1Corintios 1, 3-9: A vosotros, gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Doy gracias a mi Dios continuamente por vosotros, por la gracia de Dios que se os ha dado en Cristo Jesús; Pues en él habéis sido enriquecidos en todo: en toda palabra y en toda ciencia; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo, de modo que no carecéis de ningún don gratuito, mientras aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que seáis irreprensibles el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, el cual os llamó a la comunión con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.

Marcos 13, 33-37: Dijo Jesús a sus discípulos: “Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuando es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!”

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sábado, 28 de noviembre de 2020

28 de noviembre 2020 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Jesús pronunció un discurso en Jerusalén, antes de su última Pascua, con elementos apocalípticos, como guerras, carestías, catástrofes cósmicas: “El sol se oscurecerá, la luna no dará su esplendor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán”. El núcleo central en torno al cual gira el discurso de Jesús es Él mismo, el misterio de su persona y de su muerte y resurrección y su regreso al final de los tiempos… Habrá un día en que yo me encontraré cara a cara con el Señor. Y esta es nuestra meta: este encuentro. Nosotros no esperamos un tiempo o un lugar, vamos al encuentro de una persona: Jesús (15-11-2015).

Dijo Jesús a sus discípulos: Tened cuidado de vosotros, no sea que se os emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneos en pie ante el Hijo del hombre.

Apocalipsis 22, 1-7; Salmo 94, 1-3,5-7 . Lucas 21, 34-36

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viernes, 27 de noviembre de 2020

27 de noviembre 2020 – viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Jesús con palabras sencillas alienta a pensar para comprender. Pensar no solo con la cabeza, sino también con el corazón, con el espíritu. Esto es pensar en cristiano, para comprender los signos de los tiempos. A los discípulos de Emaús, Cristo los define “necios y torpes de corazón”. El Señor quiere que comprendamos lo que sucede en nuestro corazón, en nuestra vida, en el mundo. El espíritu del mundo no nos quiere como pueblo, nos quiere masa, sin pensamiento y sin libertad. Lo que nos pide Jesús es el pensamiento libre, el pensamiento de un hombre y de una mujer que son parte del pueblo de Dios. Jesús nos pide que pensemos libremente, pensar para comprender lo que sucede. Solos no podemos: necesitamos la ayuda del Señor, necesitamos al Espíritu Santo para comprender los signos de los tiempos (29-11-2013).

Dijo Jesús a sus discípulos una parábola: “Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.

Apocalipsis 20, 1-4.11-21,2; Salmo 83, 3-6a.8a . Lucas 21, 29-33

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jueves, 26 de noviembre de 2020

26 de noviembre 2020 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El texto de la caída de Jerusalén nos consuela mucho con esa palabra de Jesús: “¡Alzad la cabeza!”. Cuando pensemos en el fin de nuestra vida, con todos nuestros pecados, con toda nuestra historia, pensemos en el banquete que se nos dará gratuitamente y alcemos la cabeza, sin abatimientos, con esperanza. La realidad es fea: hay muchos pueblos, ciudades y gente que sufre; muchas guerras, mucho odio, mucha envidia, mucha mundanidad espiritual y mucha corrupción. Todo esto caerá. Pidamos al Señor la gracia de estar preparados para el banquete que nos espera, con la cabeza siempre en alto (27-11-2014).

Dijo Jesús a sus discípulos: Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén en cinta o criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo. “Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.

Apocalipsis 18, 1-2.21-23; 19, 1-3.9a; Salmo 99, 1b-2.3-5 . Lucas 21, 20-28

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miércoles, 25 de noviembre de 2020

25 de noviembre 2020 – miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: La fidelidad al Señor no decepciona. También en el momento de nuestra muerte y del juicio de Dios: si hemos sido fieles, no tendremos miedo. El Señor invita a pensar seriamente en cada uno de nosotros: cada uno tendrá su final. Cuando Él me pregunte cómo ha estado mi corazón cuando ha caído la semilla: ¿cómo un camino o como las espinas? ¿Cómo he recibido la Palabra? ¿Con corazón abierto? ¿La he hecho brotar para el bien de todos o la he escondido? Si cada uno de nosotros es fiel al Señor, cuando venga la muerte, no nos asustará. Miraremos al Señor y le diremos: Señor tengo muchos pecados, pero he tratado de ser fiel. El Señor es bueno, no tendremos miedo (22-11-2016).

Dijo Jesús a sus discípulos: Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a la sinagoga y a las cárceles, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio. Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a alguno de vosotros, y todos os odiarán a causa de mí nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

Apocalipsis 15, 1-4; Salmo 97, 1bcde-3ab.7-9 . Lucas 21, 12-19

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martes, 24 de noviembre de 2020

24 de noviembre 2020 – martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En la última semana del año litúrgico se nos habla sobre el final del mundo. Después del final habrá un juicio. Todos seremos juzgados: ¿Cómo será ese día en el que estaré delante de Jesús? ¡”Mirad que nadie os engañe!”. Es el engaño de la alienación, por la que estoy distraído, no pienso, y vivo cómo si nunca tuviera que morir. Cuando venga el Señor, ¿cómo me encontrará? ¿Esperando, o en medio de tantas alineaciones de la vida, engañado por las cosas? Es una llamada del Señor para pensar seriamente en mi final, en mi juicio. De pequeño, en la catequesis me enseñaban que hay cuatro cosas: muerte, juicio, infierno y gloria. Si no cuidas el corazón, para que el Señor esté contigo, y vives alejado del Señor, hay un peligro: continuar alejado del Señor por la eternidad. ¡Esto es muy feo! ¿Cómo será mi final? (22-11-2016).

Como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedras de calidad y exvotos, Jesús les dijo: “Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida”. Ellos le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?”. Él dijo: “Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida”. Entonces les decía: “Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo”.

Apocalipsis 14, 14-19; Salmo 95, 10-13 . Lucas 21, 5-11

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lunes, 23 de noviembre de 2020

23 de noviembre 2020 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El personaje del Evangelio de hoy, es la viuda, la mujer que tiene que arreglárselas como puede, que vive de la caridad pública. La viuda del Evangelio tenía su única esperanza en el Señor. Y Jesús vio que esta había echado solo dos pequeñas monedas y dijo: “Esa pobre viuda ha echado más que todos, porque ha echado todo lo que tenía para vivir”. Me gusta contemplar en las viudas del Evangelio la imagen de “viudez” de la Iglesia que espera el regreso de Jesús. La Iglesia es esposa de Jesús, y su único tesoro es su Señor. La Iglesia, cuando es fiel, deja todo a la espera de su Señor, pero cuando no es fiel, o no es tan fiel, trata de arreglárselas con otras cosas, con otras seguridades, más propias del mundo que de Dios (23-11-2015).

Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo: en verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.

Apocalipsis 14, 1-3.4b-5; Salmo: 23, 1b-2.3-6 . Lucas 21, 1-4

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domingo, 22 de noviembre de 2020

22 de noviembre 2020 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO

Papa Francisco: En este último domingo del año litúrgico celebramos la solemnidad de Cristo Rey del Universo. La suya es una majestad de guía, de servicio y también una majestad que al final de los tiempos se afirmará como juicio. Hoy tenemos delante de nosotros al Cristo como rey, pastor y juez, que muestra los criterios de pertenencia al reino de Dios. Aquí están los criterios. 1. Después de haber vivido la existencia terrenal en humildad y pobreza, Jesús se presenta ahora en la gloria divina que le pertenece, rodeado por hileras de ángeles. Toda la humanidad está convocada frente a Él y Él ejercita su autoridad separando a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. 2. “En verdad os digo que cuanto hicisteis con uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. Esta palabra no termina nunca de conmocionarnos, porque nos revela que el amor de Dios le lleva a identificarse con nosotros, pero no cuando estamos bien, cuando estamos sanos y felices, no, sino cuando estamos necesitados. Y de este modo escondido Él se deja encontrar, nos tiende la mano como mendigo. Así Jesús revela el criterio decisivo de su juicio, es decir, el amor concreto por el prójimo en dificultad. Y así se revela el poder del amor, la majestad de Dios: solidario con quien sufre para suscitar por todas partes comportamientos y obras de misericordia. 3. Al final de nuestra vida seremos juzgados sobre el amor, es decir, sobre nuestro empeño concreto de amar y servir a Jesús en nuestros hermanos más pequeños y necesitados. Aquél mendigo, aquel necesitado que tiende la mano es Jesús; aquel enfermo al que debo visitar es Jesús; aquél preso es Jesús; aquél hambriento es Jesús. Pensemos en esto. 4. Jesús vendrá al final de los tiempos para juzgar a todas las naciones, pero viene a nosotros cada día de muchos modos y nos pide acogerlo (26-11-2017).

Ezequiel 34, 11-12.15-17: Esto dice el Señor Dios: “Yo mismo buscaré mi rebaño y lo cuidaré. Como cuida un pastor de su grey dispersa, así cuidaré yo de mi rebaño y lo libraré, sacándolo de los lugares por donde se había dispersado un día de oscuros nubarrones. Yo mismo apacentaré mis ovejas y las haré reposar –oráculo del Señor Dios-. Buscaré la oveja perdida, recogeré a la descarriada; vendaré a las heridas; fortaleceré a la enferma; pero a la que esté fuerte y robusta la guardaré: la apacentaré con justicia”. En cuanto a vosotros, mi rebaño, esto dice el Señor Dios: Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío”.

Salmo 22, 1b-3.5.6: El Señor es mi pastor, nada me falta.

1Corintios 15, 20-26.28: Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección. Pues lo mismo que en Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo como primicia; después, cuando él vuelva, todos los cristianos; después todos los que son de Cristo, en su venida; después el final, cuando Cristo entregue el reino a Dios Padre, cuando haya aniquilado todo principado, poder y fuerza. Pues Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. El último enemigo en ser destruido será la muerte. Y, cuando le haya sometido todo, entonces también el Hijo se someterá al que se lo había sometido todo. Así Dios será todo en todos.

Mateo 25, 31-46: Dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me distéis de comer, tuve sed y me distéis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”. Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, y con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”. Y el rey les dirá: “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”. Entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces también éstos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos?”. Él replicará: “En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de éstos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”. Y éstos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna.

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sábado, 21 de noviembre de 2020

21 de noviembre 2020 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Estamos llamados a estar ante la cruz de Jesús, como María, como las mujeres, como el centurión; a escuchar el grito de Jesús y su último suspiro, y, por último, el silencio; ese silencio que se prolonga durante todo el Sábado Santo. Y estamos llamados también a ir al sepulcro, para ver que la gran piedra fue movida; para escuchar el anuncio: “Ha resucitado, no está aquí”. Allí está la respuesta. Allí está el fundamento, la roca. No en “discursos persuasivos de sabiduría”, sino en la palabra viviente de la cruz y la resurrección de Jesús. Si Él no resucitó, nuestra fe es vana. Pero Él resucitó, Él es la resurrección: nuestra fe está llena de verdad y de vida eterna (3-11-2014).

Se acercaron a Jesús unos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús: Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer. Jesús les dijo: En este mundo, los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos. Intervinieron unos escribas: “Bien dicho, Maestro”. Y no se atrevían a hacerle más preguntas.

Apocalipsis 11, 4-12; Salmo 143, 1bcd.2.9-10 . Lucas 20, 27-40