Archivo de agosto de 2020

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 3 de agosto de 2020

4 de agosto 2020 – martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El Evangelio presenta una disputa entre Jesús y algunos fariseos y escribas, sobre el valor de la tradición de los antepasados (Mc 7, 3) que Jesús define preceptos humanos (cf Is 29, 13) que nunca deben ocupar el lugar del mandamiento de Dios. Ellos recriminan a Jesús y a sus discípulos la transgresión de estas normas, en particular las que se refieren a la purificación exterior corporal. La respuesta de Jesús tiene la fuerza de un pronunciamiento profético: Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres (30-8-2015).

Se acercaron a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalén y le preguntaron: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros mayores y no se lavan las manos antes de comer?. Y, llamando a la gente, les dijo: Escuchad y entended: no mancha al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de la boca, eso es lo que mancha al hombre. Se acercaron los discípulos y le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oírte?. Respondió él: La planta que no haya plantado mi Padre del cielo será arrancada de raíz. Dejadlos, son guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo.

Jeremías 30, 1-2.12b-15.18-22; Salmo 101, 16-21.29.22-23 . Mateo 15, 1-2.10-14

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 3 de agosto de 2020

3 de agosto 2020 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Después de la multiplicación de los panes, la gente se había puesto a buscar a Jesús y finalmente lo encuentra en Cafarnaún. Me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros (Jn 6, 26). En realidad, esas personas lo siguen por el pan material que en el día anterior habían saciado su hambre, cuando Jesús había realizado la multiplicación de los panes; no habían comprendido que ese pan, era la expresión del amor de Jesús. Dan más más valor al pan que a su donador. Ante esta ceguera, Jesús enseña que Dios es el don y el donado (2-8-2015).

Jesús subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche (tres de la madrugada) se les acercó Jesús, andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma. Jesús les dijo enseguida: ¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le contestó: Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua. Él le dijo: Ven. Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: Señor, sálvame. Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?. En cuanto subieron a la barca amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: Realmente eres Hijo de Dios. Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le trajeron a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.

Jeremías 28, 1-17; Salmo 118, 29.43.79.80.95.102 . Mateo 14, 23b-36

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 2 de agosto de 2020

2 de agosto 2020 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El Evangelio nos presenta el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Podemos percibir tres mensajes. 1. El primero es la compasión. Ante la multitud que lo seguía y –por decirlo así- no lo dejaba en paz, Jesús no reacciona con irritación: reacciona con un sentimiento de compasión, porque sabe que no lo buscan por curiosidad, sino por necesidad. Pero estemos atentos: compasión significa identificarse con el sufrimiento de los demás, hasta el punto de cargarlo sobre sí. Así es Jesús: Sufre junto con nosotros, sufre por nosotros. Y la señal de esta compasión son las numerosas curaciones que hizo. Jesús nos enseña a anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras. 2. El segundo mensaje es el compartir. Jesús razona según la lógica de Dios, que es la de compartir. Cuantas veces nosotros miramos hacia otra parte para no ver a los hermanos necesitados. Y este mirar hacia otra parte es un modo educado de decir, con guante blanco, arreglaos solos. Y esto no es de Jesús: esto es egoísmo. 3. Y el tercer mensaje: el prodigio de los panes anuncia la Eucaristía. Se ve en el gesto de Jesús que pronunció la bendición antes de partir los panes y distribuirlos a la gente. Es el mismo gesto que Jesús realizará en la última Cena, cuando instituirá el memorial perpetuo de su Sacrificio redentor. En la Eucaristía Jesús no da un pan sino el pan de vida eterna, se dona a Sí mismo, entregándose al Padre por amor a nosotros. Y nosotros tenemos que ir a la Eucaristía con estos sentimientos de Jesús, es decir, la compasión y la voluntad de compartir. Quien va a la Eucaristía sin tener compasión hacia los necesitados y sin compartir, no está bien con Jesús (3-8-2014).

Isaías 55, 1-3: Esto dice el Señor: Oíd, sedientos todos, acudid por agua también los que no tenéis dinero: comprad trigo y comed, venid y comprad, sin dinero y de balde, vino y leche. ¿Por qué gastar dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad vuestro oído, venid a mí: escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros una alianza perpetua, las misericordias firmes hechas a David.

Salmo 144, 8-9.15-18: Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.

Romanos 8, 35.37-39: ¿Quién nos separará del amor de Cristo?: ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Mateo 14, 13-21: Al enterarse Jesús de la muerte de Juan Bautista se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados. Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida. Jesús les replicó: No hace falta que se vayan, dadle vosotros de comer. Ellos le replicaron: Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces. Les dijo: Traédmelos. Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Lectura diaria de la Biblia

sábado, 1 de agosto de 2020

1 de agosto 2020 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Juan sigue adelante en el camino del Señor; da testimonio de Jesús no solo mostrándolo –“¡Es este!”- sino también llevando la vida hasta las últimas consecuencias, terminando con el martirio: precursor de la vida y de la muerte de Jesucristo. El grande sufre muchas pruebas; se abaja, conoce el camino del abajamiento. “Conviene que Él crezca, yo en cambio debo disminuir”. Cuando estaba en la cárcel, sufrió la prueba de la noche en su alma. Esto conmueve: el más grande, manda a dos discípulos a preguntar a Jesús: “¿Eres tú o me he equivocado y tenemos que esperar a otro?”. Es la oscuridad del error, la oscuridad de una vida consumida en el error. Esto fue para él una cruz (6-2-2015).

Oyó el tetrarca Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus cortesanos: Ese es Juan Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él. Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer de su hermano Filipo; porque Juan le decía que no le era lícito vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista. El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran, y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús.

Jeremías 26, 11-16.24; Salmo 68, 15-16.30-31.33-34 . Mateo 14, 1-12