Archivo de agosto de 2020

Lectura diaria de la Biblia

viernes, 21 de agosto de 2020

21 de agosto 2020 – viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Jesús dijo al doctor de la ley: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este mandamiento es el principal y primero. Y Jesús añadió algo que no le había preguntado: El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Su novedad consiste precisamente en poner juntos estos dos mandamientos –el amor a Dios y el amor al prójimo- revelando que son inseparables y complementarios, son las dos caras de una misma medalla. No se puede amar a Dios sin amar al prójimo ni amar al prójimo sin amar a Dios. El signo visible que el cristiano puede mostrar para testimoniar al mundo y a los demás, a su familia, el amor de Dios es el amor a los hermanos (26-10-2014).

Los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?. Él le dijo: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los profetas.

Ezequiel 37, 1-14; Salmo 106, 2-9 . Mateo 22, 34-40

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jueves, 20 de agosto de 2020

20 de agosto 2020 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Salid por las calles e id a las encrucijadas: llamad a todos los que encontréis, que ninguno quede excluido. Sobre todo, acompañad a quién se ha quedado al borde del camino, tullidos, lisiados, ciegos, sordomudos (Mt 15, 30). Donde os encontréis, no construyáis nunca muros ni fronteras, sino plazas y hospitales de campaña. Me gusta una Iglesia inquieta, cada vez más cercana a los abandonados, los olvidados, los imperfectos. Deseo una Iglesia alegre con rostro de madre, que comprenda, acompañe, acaricie (10-11-2015).

Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados, encargándoles que dijeran a los convidados: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda”. Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?”. El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los servidores: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”. Porque muchos son los llamados pero pocos los elegidos.

Ezequiel 36, 23-28; Salmo 50, 12-15.18-19 . Mateo 22, 1-14

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jueves, 20 de agosto de 2020

20 de agosto 2020 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Salid por las calles e id a las encrucijadas: llamad a todos los que encontréis, que ninguno quede excluido. Sobre todo, acompañad a quién se ha quedado al borde del camino, tullidos, lisiados, ciegos, sordomudos (Mt 15, 30). Donde os encontréis, no construyáis nunca muros ni fronteras, sino plazas y hospitales de campaña. Me gusta una Iglesia inquieta, cada vez más cercana a los abandonados, los olvidados, los imperfectos. Deseo una Iglesia alegre con rostro de madre, que comprenda, acompañe, acaricie (10-11-2015).

Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados, encargándoles que dijeran a los convidados: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda”. Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?”. El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los servidores: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”. Porque muchos son los llamados pero pocos los elegidos.

Ezequiel 36, 23-28; Salmo 50, 12-15.18-19 . Mateo 22, 1-14

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miércoles, 19 de agosto de 2020

19 de agosto 2020 – miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y anunciar la misericordia de Dios a todas las personas que la piden con corazón sincero; es salir del propio recinto para ir a buscar a los lejanos en las “periferias” esenciales de la existencia. Jesús nos libra del peso de la envidia y de la murmuración de los trabajadores que han “aguantado el peso del día y el bochorno” (15-2-2015).

Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”. Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña”. Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”. Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”. Así, los últimos serán los primeros y los primeros, los últimos.

Ezequiel 34, 1-11; Salmo 22, 1.3-6 . Mateo 20, 1-16

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lunes, 17 de agosto de 2020

18 de agosto 2020 – martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Normalmente el rico se siente seguro con su riqueza, y cree que cuando está en riesgo todo el sentido de su vida en la tierra se desmorona. La riqueza no te asegura nada. Es más: cuando el corazón se siente rico, está tan satisfecho de sí mismo que no tiene espacio para la Palabra de Dios, para amar a los hermanos ni para gozar de las cosas más grandes de la vida. Así se priva de los mayores vienes. Por eso Jesús llama felices a los pobres de espíritu, que tienen el corazón pobre, donde puede entrar el Señor con su constante novedad (19-3-2018).

Dijo Jesús a sus discípulos: En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de los cielos. Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: Entonces ¿quién puede salvarse?. Jesús se les quedó mirando y les dijo: Es imposible para los hombres; pero Dios lo puede todo. Entonces le dijo Pedro a Jesús: Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?. Jesús les dijo: En verdad os digo: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierra, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros.

Ezequiel 28, 1-10; Salmo: Deuteronomio 32, 26-27ab.27cd-28.30.35cd-36ab . Mateo 19, 23-30

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lunes, 17 de agosto de 2020

17 de agosto 2020 – lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El joven rico, ese que se acerca a Jesús con una vida intachable, un muchacho bueno, le dice: “¿Qué tengo que hacer para madurar mi vida, para tener la vida eterna?”. Jesús le dice: ”Cumple los mandamientos y anda adelante”. Todo eso lo he cumplido”. El Evangelio dice que: “Jesús lo amó”, y entonces le dijo: “Mira, te falta una cosa: da todo lo que tienes a los pobres y ven conmigo, a predicar el Evangelio”. Y ese chico se fue triste, se fue triste porque tenía mucho dinero. Y se fue con su dinero y con su tristeza (26-4-2014).

Se acercó uno a Jesús y le preguntó: Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?. Jesús le contestó: ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Él le preguntó: ¿Cuáles? Jesús le contestó: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo. El muchacho le dijo. Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta? Jesús le contestó: Si quieres ser perfecto, vende tus bienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo- y luego ven y sígueme. Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

Ezequiel 24, 15-24; Salmo: Deuteronomio 32, 18-21 . Mateo 19, 16-22

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domingo, 16 de agosto de 2020

16 de agosto 2020 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El Evangelio de hoy nos presenta una mujer cananea, una extranjera, que implora a Jesús que cure a su hija la cual “tiene un demonio muy malo”. El Señor, en un primer momento, parece no escuchar este grito de dolor. El aparente distanciamiento de Jesús no desanima a esta madre, que insiste en su invocación. Esta fuerza hay que buscarla en su amor materno y en la confianza de que Jesús puede satisfacer su petición. Y esto me hace pensar en la fuerza de las mujeres. Con su fortaleza son capaces de obtener cosas grandes. ¡Hemos conocido muchas! Es el amor lo que mueve la fe, y la fe, por su parte, se convierte en el premio del amor. El amor por su hija la induce a gritar: “¡Ten compasión de mí, Señor, hijo de David!”. Y la fe perseverante en Jesús le consiente no desanimarse ni siquiera ante su inicial rechazo; así la mujer vino a postrarse ante Él y le dijo: “¡Señor, socórreme!”. Al final, ante tanta perseverancia, Jesús permanece admirado, casi estupefacto, por la fe de una mujer pagana y accede: “Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas”. Y desde aquel momento quedó curada su hija. Su insistencia es para nosotros estímulo para no desanimarnos, para no desesperar cuando estamos oprimidos por las duras pruebas de la vida. El Señor no se da la vuelta ante nuestras necesidades y, si a veces parece insensible a peticiones de ayuda, es para poner a prueba y robustecer nuestra fe. Nosotros debemos continuar gritando como esta mujer: ¡Señor, ayúdame! ¡Señor ayúdame!. Así, con perseverancia y valor. Y este es el valor que se necesita en la oración (20-8-2017).

Isaías 56, 1.6-7: Así dice el Señor: Observad el derecho, practicad la justicia, que mi salvación está por llegar, y mi justicia se va a manifestar. A los extranjeros que se han unido al Señor para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que observan el sábado sin profanarlo y mantienen mi alianza, los traeré a mi monte santo, los llenaré de júbilo en mi casa de oración; sus holocaustos y sacrificios serán aceptables sobre mi altar; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.

Salmo 66, 2-3.5-6.8: Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben

Romanos 11, 13-15.29-32: A vosotros, gentiles, os digo: Siendo como soy apóstol de los gentiles, haré honor a mi ministerio, por ver si doy celos a los de mi raza y salvo a algunos de ellos. Pues si su rechazo es reconciliación del mundo, ¿qué no será su reintegración sino volver desde la muerte a la vida? Pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables. En efecto, así como vosotros, en otro tiempo, desobedecisteis a Dios, pero ahora habéis obtenido misericordia por la desobediencia de ellos, así también estos han desobedecido ahora, con ocasión de la misericordia que os ha otorgado a vosotros, para que también ellos alcancen ahora misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.

Mateo 15, 21-28: Jesús salió y se retiró a la región de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo. Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: Atiéndela, que viene detrás gritando. Él les contestó: Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel. Ella se acercó y se postró ante él diciendo: Señor, ayúdame. Él le contestó: No está bien tomar el pan de los hijos y echárselos a los perritos. Pero ella repuso: Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos. Jesús le respondió: Mujer, que grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas. En aquel momento quedó curada su hija.

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sábado, 15 de agosto de 2020

15 de agosto 2020 – sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

Papa Francisco: La Asunción al cielo, en alma y en cuerpo, es un privilegio divino dada la Santa Madre de Dios por su particular unión con Jesús. Se trata de una unión corporal y espiritual, iniciada desde la Anunciación y madurada en toda la vida de María a través de su participación singular en el misterio del Hijo. María siempre iba con el Hijo: Fue su primera discípula. La existencia de la Virgen se desarrolló como la de una mujer común de su tiempo: rezaba, gestionaba la familia y la casa, frecuentaba la sinagoga… Pero cada acción diaria la hacía siempre en unión total con Jesús. Y en el Calvario esta unión alcanzó la cumbre en el amor, en la compasión y en el sufrimiento del corazón. Por eso Dios le dio una participación plena en la resurrección de Jesús. El cuerpo de la Santa Madre fue preservado de la corrupción, como el del Hijo. Estamos llamados a servir y glorificar a Dios con todo nuestro ser, alma y cuerpo. Servir a Dios solamente con el cuerpo sería una acción de esclavos; servirlo solo con el alma estaría en contraste con nuestra naturaleza humana. En el año doscientos veinte, san Ireneo afirmaba que la gloria de Dios es el hombre vivo, y la vida del hombre consiste en la visión de Dios. Si hubiéramos vivido así, en el alegre servicio a Dios, que se expresa también en un generoso servicio a los hermanos, nuestro destino, en el día de la resurrección, será como el de nuestra Madre celestial. Entonces se nos dará la oportunidad de realizar plenamente la exhortación del apóstol Pablo: Glorificad a Dios en vuestro cuerpo (1 Cor 6, 20), para siempre en el cielo (15-8-2018).

María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá. María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” –como lo había prometido a “-nuestros padres”- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

Apocalipsis 11, 19a.12, 1-6a.10:
Salmo 44, 10.11.12.16: De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.
1Corintios 15, 20-27a.
Lucas 1, 39-56

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jueves, 13 de agosto de 2020

14 de agosto 2020 – viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: La castidad por el reino de los cielos muestra como la efectividad tiene su lugar en la libertad madura y se convierte en un signo del mundo futuro, para hacer resplandecer siempre el primado de Dios. Pero, por favor, una castidad fecunda, una castidad que engendra hijos espirituales en la Iglesia. Es importante esta maternidad de la vida consagrada, esta fecundidad (8-5-2013).

Se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: ¿Es lícito a un hombre despedir a su mujer por cualquier motivo?. Él les respondió: ¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Ellos insistieron: ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?. Él les contestó: Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno se repudia a su mujer –no hablo de unión ilegítima- y se casa con otra, comete adulterio. Los discípulos le replicaron: Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse. Pero él les dijo: No todos entienden esto, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda.

Ezequiel 16, 1-15.60.63; Salmo: Isaías 12, 2-3.4bcde.5-6 . Mateo 19, 3-12

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jueves, 13 de agosto de 2020

13 de agosto 2020 – jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: A quien le sigue, Jesús le propone la perfección del amor: un amor cuya única medida es no tener medida, ir más allá de todo cálculo. El amor al prójimo es una actitud tan fundamental que Jesús llega a afirmar que nuestra relación con Dios no puede ser sincera si no queremos hacer las paces con el prójimo. Estamos llamados a reconciliarnos con nuestros hermanos antes de manifestar nuestra devoción al Señor en la oración (16-2-2014).

Acercándose Pedro a Jesús le preguntó: Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le contesta: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos (millones). Como no tenía con que pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”. Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios (una cantidad insignificante) y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mí Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.

Ezequiel 12, 1-12; Salmo 77, 56-59.61-62 . Mateo 18, 21-30.32-35