Lectura de la Biblia
15 de diciembre 2019 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: La liturgia nos invita a acoger el espíritu con el que acontece todo esto, es decir, la alegría. San Pablo nos invita a preparar la venida del Señor asumiendo tres actitudes: la alegría constante, la oración perseverante y el dar gracias continuamente. 1ª. Sobre la primera: permaneced siempre en la alegría incluso cuando las cosas no van según nuestros deseos. Las angustias, las dificultades y los sufrimientos a traviesan la vida de cada uno, y tantas veces la realidad que nos rodea parece inhabitable y árida. Él ha venido a la tierra para dar de nuevo a los hombres la dignidad y la libertad de hijos de Dios, que solo Él puede comunicar. 2ª. Esta alegría se basa en la oración perseverante: por medio de la oración podemos entrar en una relación estable con Dios, que es la fuente de la verdadera alegría. La alegría del cristiano viene de la fe y del encuentro con Jesucristo, razón de nuestra felicidad. Cuanto más estamos enraizados en Cristo tanto más reencontraremos la serenidad interior, incluso en medio de las contradicciones cotidianas. Un cristiano no puede ser un profeta de desventuras, sino un testimonio y un heraldo de alegría. Una alegría para compartir con los demás, una alegría contagiosa que hace menos difícil el camino de la vida. 3ª.: Por último, el dar gracias continuamente hace referencia a reconocer siempre sus beneficios, su amor misericordioso, su paciencia y bondad, viviendo así un incesante agradecimiento (17-12-2017).
Isaías 35, 1-6a.10: El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrará la estepa y florecerá como flor de narciso, se festejará con gozo y cantos de júbilo. Le ha sido dada la gloria del Líbano, el resplandor del Carmelo y del Sarón. Contemplarán la gloria del Señor, la majestad de nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes; decid a los inquietos: sed fuertes, no temáis. ¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y os salvará. Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo. Retornan los rescatados del Señor. Llegarán a Sión con cantos de júbilo: alegría sin límite en sus rostros. Los dominan el gozo y la alegría. Quedan atrás la pena y la aflicción.
Salmo 145, 7-10: Ven, Señor, a salvarnos.
Santiago 5, 7-10: Hermanos, esperad con paciencia hasta la venida del Señor. Mirad: el labrador aguarda el fruto precioso de la tierra, esperando con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía. Esperad con paciencia también vosotros, y fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca. Hermanos, no os quejéis los unos de los otros, para que no seáis condenados: mirad, el juez está ya a las puertas. Hermanos, tomad como modelo de resistencia y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
Mateo 11, 2-11: Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle: ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?. Jesús les respondió: Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan, y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!. Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: ¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti. En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista, aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.