27 de enero 2019 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
JORNADA DE LA INFANCIA MISIONERA
Papa Francisco: El evangelista Lucas resume brevemente en Jesús de Nazaret la actividad evangelizadora. Es una actividad que Él realiza con la potencia del Espíritu Santo: su palabra es original, porque revela el sentido de las Escrituras, es una palabra que tiene autoridad, porque ordena incluso a los espíritus impuros, y estos le obedecen (cf. Mc 1, 27). Jesús es diferente de los maestros de su tiempo: sale para predicar y enseñar por todas partes: en las sinagogas, por las calles, en las casas, siempre moviéndose. Jesús también es distinto de Juan el Bautista, quien proclama el juicio inminente de Dios, mientras que Jesús anuncia su perdón de Padre. Y ahora imaginémonos que también nosotros entramos en la sinagoga de Nazaret, el pueblo donde Jesús creció hasta aproximadamente sus treinta años. Lo que allí sucede es un hecho importante que delinea la misión de Jesús. Él se levanta para leer la Sagrada Escritura. Abre el pergamino del profeta Isaías, el pasaje donde está escrito: El Espíritu del Señor sobre mi, porque me ha ungido para anunciar a los pobre la buena nueva. ¿Qué significa evangelizar a los pobres? Significa, antes de nada, acercarlos, tener la alegría de servirles, liberarlos de su opresión, y todo esto en el nombre y con el Espíritu de Cristo, porque es Él el evangelio de Dios, es Él la misericordia de Dios, es Él la liberación de Dios, es Él quien se ha hecho pobre para enriquecernos con su pobreza. El texto de Isaías indica que el anuncio mesiánico del Reino de Dios que llegó a nosotros se dirige de manera preferencial a los marginados, a los prisioneros y a los oprimidos (24-1-20016).
Nehemías 8, 2-4a.5-6.8-10: El día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la ley ante la comunidad: hombres y mujeres y cuantos tenían uso de razón. Leyó el libro, en la plaza que está delante de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, ante los hombres, las mujeres y los que tenían uso de razón. Todo el pueblo escuchaba con atención la lectura del libro de la ley. El escriba Esdras se puso en pie sobre una tribuna de madera levantada para la ocasión. Esdras abrió el libro en presencia de todo el pueblo, de modo que toda la multitud podía verlo; al abrirlo, el pueblo entero se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo respondió, con las manos levantadas: Amén, Amén. Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura. Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea: Este día está consagrado al Señor nuestro Dios. No estéis tristes ni lloréis (y es que todo el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la ley). Nehemías les dijo: Id, comed buenos manjares y bebed buen vino, e invitad a los que no tienen nada preparado, pues este día está consagrado al Señor. ¡No os pongáis tristes, pues el gozo del Señor es vuestra fuerza!
Salmo 18, 8-10.15: Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
1Corintios 12, 12-14.27: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. Pues el cuerpo no lo forma un solo miembro, sino muchos. Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro.
Lucas 1, 1-4; 4, 14-21: Ilustre Teófilo: Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos lo transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, después de comprobarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez da las enseñanzas que has recibido. En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, y proclamar a los cautivos la libertad, a los ciegos, la vista; A poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor. Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que le ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta escritura que acabáis de oír.