25 de noviembre 2018 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
Papa Francisco: La solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo corona el año litúrgico. El Evangelio presenta la realeza de Jesús en el culmen de su obra de salvación, y lo hace de una manera sorprendente. El Mesías de Dios, el elegido, el Rey se muestra sin poder y sin gloria. Su realeza es paradójica: su trono es la cruz; su corona es de espinas; no tiene cetro, pero le ponen una caña en la mano; no viste suntuosamente, pero es privado de la túnica; no tiene anillos deslumbrantes en los dedos, pero sus manos están traspasadas por los clavos; no posee un tesoro, pero es vendido por treinta monedas. Verdaderamente el reino de Jesús no es de este mundo; pero justamente es aquí donde encontramos la redención y el perdón. Porque la grandeza de su reino no es el poder según el mundo, sino el amor de Dios, un amor capaz de alcanzar y restaurar todas las cosas. Por este amor Cristo se abajó hasta nosotros, vivió nuestra miseria humana, probó nuestra condición más ínfima: la injusticia, la traición, el abandono; experimentó la muerte, el sepulcro, los infiernos. De esta forma nuestro Rey fue incluso hasta los confines del Universo para abrazar y salvar a todo viviente. No nos ha condenado, ni siquiera conquistado, nunca ha violado nuestra libertad, sino que se ha abierto paso por medio del amor humilde que todo lo excusa, todo lo espera, todo lo soporta. Solo este amor ha vencido y sigue venciendo a nuestros grandes adversarios: el pecado, la muerte y el miedo (20-11-2016).
Daniel 7,13-14: Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
Salmo 92, 1-2.5: El Señor reina, vestido de majestad.
Apocalipsis 1, 5-8: A Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos ha liberado de nuestros pecados con su sangre, y nos ha hecho reino y sacerdotes para Dios, su Padre. A él, la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. ¡Mirad! Él viene entre las nubes. Todo ojo lo verá; también los que le traspasaron. Por él se lamentarán todos los pueblos de la tierra. Sí. Amén. Dice el Señor Dios: Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y ha de venir, el Todopoderoso.
Juan 18, 33b-37: Pilato llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el rey de los judíos? Jesús le contestó: ¿Dices eso por tu cuenta o te lo la han dicho otros de mí?. Pilato replicó: ¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí: ¿Qué has hecho? Jesús le contestó: Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí. Pilato le dijo: Entonces, ¿tú eres rey? Jesús le contestó: Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.