17 de diciembre 2017 – domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.
Papa Francisco: Con la mirada orientada hacia la Navidad ya cercana, la Iglesia nos invita a testimoniar que Jesús no es un personaje del pasado; Él es la Palabra de Dios que hoy sigue iluminando el camino del hombre; sus gestos –los sacramentos- son la manifestación de la ternura, del consuelo y del amor del Padre hacia cada ser humano. Que la virgen María, “Causa de nuestra alegría” nos haga cada vez más alegres en el Señor, que viene a liberarnos de muchas esclavitudes interiores y exteriores (21-12-2014).
Isaías 61, 1-2a.10-11: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas así el Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos.
Salmo Lucas 1, 46-50.53-54: Me alegro con mi Dios.
1Tesalonicenses 5, 16-24: Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de mal. Que el mismo Dios de la paz os santifique totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, se mantenga sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. Él que os llama es fiel, y él lo realizará.
Juan 1, 6-8.19-28: Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: ¿Tú quién eres?. Él confesó y no negó; confesó: Yo no soy el Mesías. Le preguntaron: ¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?. Él dijo: No lo soy. ¿Eres tú el Profeta?. Respondió: No. Y le dijeron: ¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?. Él contestó: Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías. Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?. Juan les respondió: Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia. Esto pasaba en Betania, en la orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.