Archivo de marzo de 2016

Lectura diaria de la Biblia

sábado, 12 de marzo de 2016

12 de Marzo 2016 – Sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: (Jamás ha hablado nadie como ese hombre…). Con la palabra, nuestro Señor se ganó el corazón de la gente. Venían a escucharlo de todas partes. Se quedaban maravillados bebiendo sus enseñanzas. Sentían que les hablaba como el que tiene autoridad. Con la palabra, los Apóstoles, a los que instituyó para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar, atrajeron al seno de la Iglesia a todos los pueblos. La proclamación litúrgica de la Palabra de Dios, sobre todo en el contexto de la asamblea eurarística, es el diálogo de Dios con su pueblo, en el cual son proclamadas las maravillas de la salvación y propuestas siempre de nuevo las exigencias de la alianza (San Juan Pablo II).

Algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían: Éste es de verdad el profeta. Otros decían: Éste es el Mesías. Pero otros decían: ¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?. Y así surgió entre la gente una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima. Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: ¿Por qué no lo habéis traído?. Los guardias respondieron: jamás ha hablado nadie como ese hombre. Los fariseos les replicaron: ¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos. Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: ¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho? Ellos le replicaron: ¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas. Y se volvieron cada uno a su casa.

Jeremías 11, 18-20; Salmo 7, 2-3.9-12 . Juan 7, 40-53

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viernes, 11 de marzo de 2016

11 de Marzo 2016 – Viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Sólo cuando la dificultades y los sufrimientos de nuestros hermanos nos interpelan, sólo entonces podemos iniciar nuestro camino de conversión hacia la Pascua. Es un itinerario que comprende la cruz y la renuncia. El Evangelio indica los elementos de este camino espiritual: la oración, el ayuno y la limosna. El primer elemento es la oración. La oración es la fuerza del cristiano y de cada persona creyente. En la debilidad y en la fragilidad de nuestra vida podemos dirigirnos a Dios con confianza de hijos y entrar en comunión con Él. Ante tantas heridas que nos hacen daño y que nos podrían endurecer el corazón, estamos llamados a sumergirnos en el mar de la oración, que es el mar inmenso de Dios, para gustar su ternura. La Cuaresma es tiempo de oración, de una oración más intensa, más prolongada, más asidua, más capaz de hacerse cargo de las necesidades de los hermanos; oración de intercesión, para interceder ante Dios por tantas situaciones de pobreza y sufrimiento.

Recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las tiendas. Después que sus parientes se marcharon a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas. Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: ¿No es éste el que intentan matar? Pues mirad como habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero éste sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de donde viene. Entonces Jesús mientras enseñaba en el templo gritó: A mí me conocéis, y conocéis de donde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a ése vosotros no lo conocéis; yo lo conozco porque procedo de él, y él me ha enviado. Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.

Sabiduría 2, 1a.12-22; Salmo 33, 17-23 . Juan 7, 1-2.10.25-30

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jueves, 10 de marzo de 2016

10 de Marzo 2016 – Jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: (Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis…). Jesús, en el ministerio del obispo, sigue predicando el Evangelio de salvación y santificando a los creyentes mediante los sacramentos de la fe; es Cristo quien, por medio del ministerio paternal del obispo, agrega nuevos miembros a la Iglesia, su Cuerpo. Debéis honrarlo como ministro de Cristo y dispensador de los misterios de Dios, a Él se ha confiado dar testimonio del Evangelio y administrar la vida del espíritu y la santidad. Recordad las palabras de Jesús a los Apóstoles: Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado.

Dijo Jesús a los judíos: Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: la obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su semblante, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no le creéis. Estudiáis las escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ése si lo recibiréis. ¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí. Porque de mí escribió él, si no dais fe a sus escritos, ¿cómo daréis fe a mis palabras?

Éxodo 32, 7-14; Salmo 105, 19-23 . Juan 5, 31-47

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miércoles, 9 de marzo de 2016

9 de Marzo 2016 Miércoles. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: (Quien escucha mi palabra y cree…). El Señor Jesucristo, Verbo de Dios encarnado y divino Maestro que abrió la mente y el corazón de sus discípulos a la inteligencia de las Escrituras (cf. Lc 24, 45), guíe y sostenga siempre vuestra actividad. Que la Virgen María, modelo de docilidad y obediencia a la palabra de Dios, os enseñe a acoger plenamente la riqueza inagotable de la Sagrada Escritura.

Los judíos tenían ganas de matar a Jesús: porque no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: Os lo aseguro: el Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que Él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro. Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. Os lo aseguro: Quien escucha mi Palabra y cree al que me envió, posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene la hora en que los que estén en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mi mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Isaías 49, 8-15; Salmo 144, 8-9.13-14.17-18 . Juan 5, 18-30

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martes, 8 de marzo de 2016

8 de Marzo 2016 – Martes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El pasaje del Evangelio de San Juan (5, 1-16) es la historia del hombre paralítico que estaba con otros muchos enfermos junto a la piscina en Jerusalén esperando ser curado. Y, así, cuando Jesús vio a ese hombre le preguntó: ¿quieres quedar sano?. Su respuesta está preparada: Claro, Señor estoy aquí para esto. Pero no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua se agita. Mientras estoy llegando al lugar, otro baja antes que yo. La reacción de Jesús es una orden: Levántate, toma tu camilla y echa a andar. Y el hombre fue curado. En su forma de hablar hay un tono de lamento: estar resignado pero también amargado. Una actitud que hace pensar también en muchos católicos sin entusiasmo y amargados que se repiten así mismos: “Yo voy a misa todos los domingos pero es mejor no comprometerse. Yo tengo fe para mi salud, pero no siento la necesidad de darla a otros: cada uno en su casa, tranquilo”: es mejor no implicarse. Jesús primero cura al enfermo y luego lo invita a no pecar más. Es precisamente este el camino cristiano, la senda del celo apostólico para acercarnos a las numerosas personas heridas en este “hospital de campaña” que es la Iglesia.

Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: ¿Quieres quedar sano?. El enfermo le contestó: Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado. Jesús le dice: Levántate, toma tu camilla y echa a andar. Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echo a andar. Aquel día era sábado y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: Hoy es sábado y no se puede llevar la camilla. Él les contestó: El que me ha curado es el que me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar. Ellos le preguntaron: ¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?. Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor. Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.

Ezequiel 47, 1-9.12; Salmo 45, 2-9 . Juan 5, 2-3a.5-16

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lunes, 7 de marzo de 2016

7 de Marzo 2016 – Lunes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: El evangelio de San Juan (4, 43-54) habla del funcionario del rey que, al enterarse de la llegada de Jesús a Caná, va a su encuentro para pedirle que salve al hijo enfermo que estaba muriéndose en Cafarnaún. Fue suficiente que Jesús dijera: Anda, tu hijo vive, para que ese hombre creyese en su palabra y se pusiese en camino: Esta es nuestra vida: creer y ponerse en camino, como hizo Abrahán, que confió en el Señor y caminó incluso en momentos difíciles, cuando su fe fue probada con la petición del sacrificio del hijo. Se fio del Señor y siguió adelante. La vida cristiana es esto: caminar hacia las promesas. Por ello la vida cristiana es esperanza. Hay muchos, incluso cristianos y católicos de comunidad, que no caminan. Está la tentación de detenerse, de considerar ser buen cristiano sólo porque se forma parte de movimientos eclesiales y se sienten en ellos como en la propia casa espiritual, casi cansados de caminar. La Cuaresma es un tiempo propicio para pensar si estamos en camino o si estamos demasiado inmóviles y entonces debemos convertirnos.

Salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había hecho esta afirmación: Un profeta no es estimado en su propia patria. Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: Como no veáis signos y prodigios, no creéis. El funcionario insiste: Señor, baja antes de que se muera mi niño. Jesús le contesta: Anda, tu hijo está curado. El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: Hoy a la una lo dejó la fiebre. El padre cayó en la cuenta de que ésa era la hora cuando Jesús le había dicho: Tu hijo está curado. Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.

Isaías 65, 17-21; Salmo 29, 2-6.11-13 . Juan 4, 43-54

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domingo, 6 de marzo de 2016

6 de Marzo 2016 – Domingo. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: Dios nos espera siempre: hermoso icono del padre y del hijo pródigo. El padre vio al hijo desde lejos, porque lo esperaba y todos los días iba a la terraza para ver si volvía su hijo. El padre, pues, esperaba el regreso de su hijo, y así, cuando lo vio llegar, salió corriendo y se echó a su cuello. El hijo, en el camino de retorno, había preparado incluso las palabras que iba a decir para presentarse de nuevo en casa: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Pero el padre no lo dejó hablar, y con su abrazo le tapó la boca. La parábola de Jesús nos permite comprender quien es nuestro Padre: el Dios que nos espera siempre. Alguien podría decir: Pero, Padre, ¡yo tengo tantos pecados que no sé si Él estará contento!. ¡Prueba! Si quieres conocer la ternura de este Padre, ¡Ve a Él y prueba! Después, me cuentas.

Josué 5, 9a.10-12: El Señor dijo a Josué: Hoy os he despojado del oprobio de Egipto. Los israelitas acamparon en Guilgal y celebraron la pascua al atardecer del día catorce del mes, en la estepa de Jericó. El día siguiente a la pascua, ese mismo día, comieron el fruto de la tierra: panes, ácimos y espigas fritas. Cuando comenzaron a comer del fruto de la tierra, cesó el maná. Los israelitas ya no tuvieron maná, sino que aquel año comieron de la cosecha de la tierra de Canaán.

Salmo 33, 2-7: Gustad y ved que bueno es el Señor.

2Corintios 5, 17-21: El que es de Cristo es una criatura nueva: lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuenta de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado, Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.

Lucas 15, 11-32: Jesús les dijo esta parábola: Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre le repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de saciarse de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. Se puso en camino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado”. Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. El padre le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado”.

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sábado, 5 de marzo de 2016

5 de Marzo 2016 – Sábado. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: En cierto sentido, los pobres son para nosotros como maestros. Nos enseñan que una persona no es valiosa por lo que posee, por lo que tiene en su cuenta en el banco. Un pobre, una persona que no tiene bienes materiales, mantiene siempre su dignidad. Los pobres pueden enseñarnos mucho, también sobre la humildad y la confianza en Dios. En la parábola del fariseo y el publicano (cf. Lc 18, 9-14), Jesús presenta a este último como modelo porque es humilde y se considera pecador.

A algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”. El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador”. Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Oseas 6, 1-6; Salmo 50, 3-4.18-21 . Lucas 18, 9-14

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viernes, 4 de marzo de 2016

4 de Marzo 2016 – Viernes. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: ¿Cuál es el más importante de los mandamientos? Jesús no responde con una explicación, sino que usa la palabra de Dios: ¡Escucha, Israel! El Señor nuestro Dios es el único Señor. La confesión de Dios se realiza en la vida, en el camino de la vida; no basta decir: Yo creo en Dios, el único; sino que requiere preguntarse cómo se vive este mandamiento. En realidad, con frecuencia se sigue viviendo como si él no fuera el único Dios y como si existieran otras divinidades a nuestra disposición: el peligro de la idolatría, la cual llega a nosotros con el espíritu del mundo. El camino del amor a Dios –amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma- es un camino de amor; es un camino de fidelidad. Al Señor le complace hacer la comparación de este camino con el amor nupcial. Y esta fidelidad nos impone expulsar los ídolos, descubrirlos, ocultos, en nuestra personalidad, en nuestro modo de vivir.

Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Qué mandamiento es el primero de todos? Respondió Jesús: El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que éstos. El escriba replicó: Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Oseas 14, 2-10; Salmo 80, 6-11.14.17 . Marcos 12, 28b-34

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jueves, 3 de marzo de 2016

3 de Marzo 2016 – Jueves. Leed la Biblia, es la mejor forma de conocer a Dios y al hombre.

Papa Francisco: (El que no está conmigo está contra mí…). En el periodo de la Cuaresma, la Iglesia, en nombre de Dios, renueva la llamada a la conversión. Es la llamada a cambiar de vida. Convertirse no es cuestión de un momento o de un periodo del año, es un compromiso que dura toda la vida. ¿Quién entre nosotros puede presumir de no ser pecador? Nadie. Todos lo somos. Escribe el Apóstol Juan: Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Pero, si confesamos nuestros pecados, Él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia (1Jn 1, 8-9).

Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero alguno de ellos dijeron: Si echa los demonios es por arte de Belcebú, el príncipe de los demonios. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belcebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belcebú, vuestros hijos, ¿por arte de quien los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.

Jeremías 7, 23-28; Salmo 94, 1-2.6-9 . Lucas 11, 14-23