Archivo de diciembre de 2009

Lectura diaria de la Biblia

martes, 22 de diciembre de 2009

22 de Diciembre  2009 – Martes

 

Lucas  1,46-56

En aquel tiempo, María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres-, en favor de Abrahán y su descendencia para siempre. María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 21 de diciembre de 2009

21 de Diciembre  2009 – Lunes

 

Lucas  1,39-45

Unos días después, María se puso en camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

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domingo, 20 de diciembre de 2009

20 de Diciembre 2009 – Domingo

Miqueas 5,1-4a

Así dice el Señor: Pero tú, Belen de Éfrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornará a los hijos de Israel. En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz.

Salmo 79 Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

Hebreos 10,5-10

Hermanos: Cuando Cristo entró en el mundo dijo: Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad”. Primero dice: No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni victimas expiatorias, que se ofrecen según la Ley. Después añade: Aquí estoy yo para hacer tu voluntad. Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la ablación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Lucas 1,39-45

En aquellos días,  María se puso en camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

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sábado, 19 de diciembre de 2009

19 de Diciembre  2009 – Sábado

 

Lucas  1,5-25

En tiempo de Herodes rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel. Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pié a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado; tu mujer Isabel te dará un hijo y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: No beberá vino ni licor; se llenará del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá a muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto. Zacarías replicó al ángel: ¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo y mi mujer es de edad avanzada. El ángel le contestó: Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; He sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: guardarás silencio, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento. El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablar, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres.  

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viernes, 18 de diciembre de 2009

18 de Diciembre  2009 – Viernes

 

Mateo  1,18-24

La concepción de Jesucristo fue así: La madre de Jesús estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era bueno, y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del señor que le dijo: José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de los pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta: Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel (que significa “Dios-con- nosotros”).  

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jueves, 17 de diciembre de 2009

17 de Diciembre  2009 – Jueves

 

Mateo  1,1-17

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán: Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró de Tamar a Farés y  a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aran, Aran a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón a Jesé, Jesé engendró a David el Rey. David de la mujer de Hurías engendró a Salomón, Salomón a Roboán, Roboán a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joran, Joran a Ocías, Ocías a Joatan, Joatan a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendro a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquin, Aquin a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús llamado Cristo. Así, las generaciones de Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación, catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.

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miércoles, 16 de diciembre de 2009

16 de Diciembre  2009 – Miércoles

 

Lucas  7,19-23

En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?. Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron: Juan, el Bautista, nos ha mandado a preguntarte: “¿Eres tú el que he de venir, o tenemos que esperar a otro?”. En aquella ocasión Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después contestó a los enviados: Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí.

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martes, 15 de diciembre de 2009

15 de Diciembre  2009 – Martes

 

Mateo  21,28-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo: ¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó el primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?. Contestaron: El primero. Jesús les dijo: Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis.

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lunes, 14 de diciembre de 2009

14 de Diciembre  2009 – Lunes

 

Mateo  21,23-27

En aquel tiempo, Jesús fue al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?. Jesús les replicó: Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de donde venía, del cielo o de los hombres?. Ellos se pusieron a deliberar: Si decimos “del cielo”, nos dirá, “¿por qué no le habéis creído?”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta. Y respondieron a Jesús: No sabemos. Él, por su parte, les dijo: Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.     

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domingo, 13 de diciembre de 2009

13 de Diciembre 2009 – Domingo

 

Sofonías 3,14-18a

Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.

 Isaías 12 Gritad jubilosos: Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.

 

Filipenses 4,4-7

Hermanos: Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará, vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Lucas 3,10-18

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: ¿Entonces, qué hacemos?. Él contestó: El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo. Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: Maestro, ¿qué hacemos nosotros?. Él les contestó: No exijáis más de lo establecido. Unos militares le preguntaron: ¿Qué hacemos nosotros?. Él les contestó: No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga. El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga. Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el evangelio.