Archivo de enero de 2009

Lectura diaria de la Biblia

sábado, 10 de enero de 2009

10 de enero 2009 – Sábado

 

Lucas 4, 14-22a

En aquel tiempo, Jesús, con la fuerza del Espíritu, volvió a Galilea y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad y dar a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor. Y enrollando el libro, lo devolvió al que le servía y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír. Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.

Lectura diaria de la Biblia

viernes, 9 de enero de 2009

9 de enero 2009 – Viernes

 

Marcos 6, 45-52

Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse se retiró  al monte a orar. Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago y Jesús, solo, en tierra. Viendo el trabajo con que remaban, porque tenían viento contrario, a eso de la madrugada, va hacia ellos andando sobre el lago, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el lago, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque al verlo se habían sobresaltado. Pero él les dirige enseguida la palabra y les dice: Ánimo, soy yo, no tengáis miedo. Entró en la barca con ellos, y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender.

Lectura diaria de la Biblia

jueves, 8 de enero de 2009

8 de enero 2009 – Jueves

 

Marcos 6, 34-44

En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos porque andaban como ovejas sin pastor, y empezó a enseñarles muchas cosas. Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: Estamos en despoblado y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer. Él les replicó: Dadles vosotros de comer. Ellos le preguntaron: ¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer? Él les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id a ver. Cuando lo averiguaron le dijeron: Cinco y dos peces. Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.

Lectura diaria de la Biblia

miércoles, 7 de enero de 2009

7 de enero 2009 – Miércoles

 

Mateo 4, 12-17.23-25

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte una luz les brilló. Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, poseídos, lunáticos y paralíticos. Y Él los curaba. Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.

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martes, 6 de enero de 2009

6 de enero 2009 – Martes

 

                                                                 Epifanía del Señor, s.

 

Mateo 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo. Al enterarse el rey Herodes se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó donde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel”. Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: Id y averiguad cuidadosamente que hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 5 de enero de 2009

5 de enero 2009 – Lunes

 

                                                          

Juan1, 43-51

En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea, encuentra a Felipe y le dice: Sígueme. Felipe era de Betsaida, ciudad de Andres y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret. Natanael le replicó: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le contestó: Ven y verás. Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad,  en quien no hay engaño. Natanael le contesta: ¿De que me conoces?. Jesús le responde: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Natanael respondió: Rabí, tu eres el hijo de Dios, tu eres el rey de Israel. Jesús le contestó: ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores. Y le añadió: Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.

Nuevo ciclo de lectura bíblica

domingo, 4 de enero de 2009

Comenzamos un nuevo ciclo de lectura bíblica, y te animamos a que cada día leas un poquito con nosotros. Descubrirás la belleza y sabiduría de las palabras de Jesús y de algunos de sus discípulos.

Son palabras sencillas, que oídas en un contesto mundano pasan inadvertidas, sin embargo en el contesto en que fueron empleadas originalmente adquirían una importancia trascendental. Incluso vividas o empleadas en la actualidad, en un medio donde la fe no sea lo más relevante, pero dentro de una formalidad, pueden presentarnos como personas educadas, respetuosas, sencillas, profundas, inteligentes, dada la veracidad que llevan implícitas y la orientación o luz que aportan, siempre que se empleen en el momento oportuno. Si quitásemos del conocimiento humano todo aquello que tiene un origen bíblico se producirían importantes lagunas en ese conocimiento.

En resumen, las palabras vertidas en el evangelio dan que pensar y despejan la mente, relegan lo ordinario e intrascendente de nuestra jerga cotidiana  y nos alertan de cómo construir nuestra vida: sobre arena o sobre roca.

El matrimonio, la familia y las amistades, son bienes muy valiosos que hay que saber cuidar para preservar. Y estas lecturas ayudan a la cohesión.

Te espero cada día.

Desde que nosotros leemos a diario la Biblia y transcribimos la palabra para que tú la puedas leer en Internet, hemos descubierto un sin fin de valores en la gente, que aunque dormidos a veces, siempre son inherentes en la gran mayoría. Todos podemos ser mejores sin grandes esfuerzos.

Lectura diaria de la Biblia

domingo, 4 de enero de 2009

4 de enero 2009 – Domingo

 

Sirácida 24, 1-2.8-12

La sabiduría se alaba a sí misma, se gloría en medio de su pueblo, abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de sus potestades. En medio de su pueblo será ensalzada, y admirada en la congregación plena de los santos; recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos y será bendita entre los benditos. El Creador del universo me ordenó, el Creador estableció mi morada: Habita en Jacob, sea Israel tu heredad. Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y no cesaré jamás. En la santa morada, en su presencia, ofrecí culto y en Sión me establecí; en la ciudad escogida me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder. Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad, y resido en la congregación plena de los santos.

 

Salmo 147 La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

 

Efesios 1, 3-6. 15-18

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales, en el cielo. Ya que en Él nos eligió, antes de la creación del mundo, para que fuésemos santos e irreprochables en su presencia, por amor. Nos predestinó a ser hijos adoptivos suyos por Jesucristo, conforme a su agrado; para alabanza de la gloria de su gracia, de la que nos colmó en el amado. Por lo que también yo, he oído hablar de vuestra fe en Cristo, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cual es la esperanza a la que os llama y cual la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.

 

Juan 1, 1-5.9-14

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: Gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.   

Lectura diaria de la Biblia

sábado, 3 de enero de 2009

3 de enero 2009 – Sábado

 

                                                    Santísimo nombre de Jesús, m.l.

  

Juan1, 29-34

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que viene hacia él exclamó: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: “Tras de mi viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no le conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel. Y Juan dio testimonio diciendo: He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre Él. Yo no le conocía, pero Él que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre Él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.

Lectura diaria de la Biblia

viernes, 2 de enero de 2009

2 de enero 2009 – Viernes

  

Juan1, 19-28

Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan a que le preguntaran: Tú, ¿quién eres?. Él confesó sin reservas: Yo no soy el Mesías. Le preguntaron: ¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?. Él dijo: No lo soy. ¿Eres tú el profeta?. Respondió: No. Y le dijeron: ¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta  a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?. Él contestó: Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor” (como dijo el profeta Isaías). Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta? Juan les respondió: Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí,  que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia. Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.