Archivo de diciembre de 2008

Lectura diaria de la Biblia

miércoles, 3 de diciembre de 2008

4 de diciembre 2008 – Jueves

  

                                         No todo el que me dice: ¡Señor, Señor!…

                                                                                                                                         
Dijo Jesús a sus discípulos: No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.    

 

Is 26, 1-6; Sal 117, 1.8-9 19-27 . Mateo 7, 21.24-27

Lectura diaria de la Biblia

miércoles, 3 de diciembre de 2008

3 de diciembre 2008 – Miércoles

  

                                                                 Me da lástima de la gente

                                                                                                                                         
Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Acudió a él  mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen que comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino. Los discípulos le preguntaron: ¿De donde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente? Jesús les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos contestaron: Siete y unos pocos peces. Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: Siete cestas llenas.

 

Is 25, 6-10a; Sal 22, 1-6 . Mateo 15, 29-37

Feliz Navidad

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Queridos amigos: Estoy encantado de poder compartir con vosotros mi última reflexión.

Verdaderamente el misterio de Dios y su creación nos supera.

¡Cuánto nos amará Dios que aunque todos le diésemos la espalda El no dejaría nunca su plan de salvación!

Todo es extraordinario, pero hay algo que me llena de admiración: la grandeza de la humildad. Tres aspectos sorprendentes de lo que se puede hacer por amor cuando la humildad es en grado máximo.

Cristo que fue y es reconocido como hijo de Dios, nace en un establo; cuando cumple 30 años y comienza el anuncio del Evangelio elige a personas humildes e ignorantes para que le ayuden a trasmitir la “Verdad”, y el tercer aspecto “el perdón de los matones vociferantes, su propios asesinos” ¡Perdónalos Padre, no saben lo que hacen!

¿Por qué el más poderoso del Universo se manifiesta con esa humildad extrema? ¿Será acaso por la necesidad de equilibrio entre ricos y pobres, enfermos y sanos, tristes y alegres,…? ¿Querría Jesús poner la primera piedra para que siguiéramos su ejemplo? La triste realidad nos dice hoy que ni la venida del hijo de Dios ha resuelto las diferencias entre pobres y ricos, ni las otras.

Sería conveniente que no olvidásemos que, si nosotros no podemos o no hacemos lo justo para traer justicia al mundo, Jesús si la traerá el último día y, pondrá a su derecha a los benditos y a la izquierda a los malditos. Aquel día sí que habrá lamentaciones.

Celebremos en estos días su nacimiento y cada uno valore este humilde pensamiento de la mejor manera.

      Felices Pascuas,    Feliz Navidad,     y que Dios os bendiga.

                                           Navidad 2008  

 

Lectura diaria de la Biblia

martes, 2 de diciembre de 2008

2 de Diciembre 2008 – Martes

  

                                            Has escondido estas cosas a los sabios

                                                                                                                                         
Lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar. Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: ¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.  

Is 11, 1-10; Sal 71, 2.7-8. 12-13. 17 . Lucas 10, 21-24

Lectura diaria de la Biblia

lunes, 1 de diciembre de 2008

1 de Diciembre 2008 – Lunes

  

                                  ¿Quién soy yo para que entres bajo mi techo?

                                                                                                                                         
Al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho. Jesús le contestó: Voy yo a curarlo. Pero el centurión le replicó: Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace. Al oírlo Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.

Is 2, 1-5; Sal 121, 1-9 . Mateos 8, 5-11