Lectura diaria de la Biblia
domingo, 1 de junio de 20081 de junio 2008 – domingo
Dt 11, 18. 26-28: Moisés habló al pueblo diciendo: Meteos mis palabras en el corazón y en el alma, atadlas a la muñeca como un signo y ponedlas de señal en vuestra frente. Mirad: Hoy os pongo delante maldición y bendición: La bendición, si escucháis los preceptos del Señor vuestro Dios que yo os mando hoy; la maldición, si no escucháis los preceptos del Señor vuestro Dios y os desviáis del camino que hoy os marco, yendo detrás de dioses extranjeros que no habíais conocido. Pondréis por obra todos los mandatos y decretos que yo os promulgo hoy.
Sal 30, 2-4. 17. 25: Sé la roca de mi refugio, Señor.
Rm 3, 21-25 a.28: Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los Profetas, se ha manifestado independiente de la ley. Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien constituyó sacrificio de propiación mediante la fe en su sangre. Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley.
MATEO 7, 21-27: Dijo Jesús a sus discípulos: No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: “Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?” Yo entonces les declararé: “Nunca os he conocido. Alejaos de mí malvados”. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.