Lectura diaria de la Biblia
28 de mayo 2010 – Viernes
Mundo: Todos, también los alejados, están llamados a la iglesia, casa de oración para todos los pueblos.
Fe: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis.
Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, derecho hasta el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, se marchó a Betania con los doce. Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo: Nunca jamás coma nadie de ti. Los discípulos lo oyeron. Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas y no consentía a nadie transportar objetos por el templo. Y los instruía diciendo: ¿No está escrito: “Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos”? Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos. Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su doctrina, buscaban una manera de acabar con él. Cuando atardeció, salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Jesús contestó: Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar” no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis. Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas.
1P 4, 7-13; Sal 95, 10-13 . Marcos 11, 11-26