El cambio de conciencia que nunca llega
Corriente de cambio-nueva conciencia
La palabra cambio desde siempre ha suscitado mucho interés para la sociedad y esta de igual manera ha puesto su confianza en el mismo esperando verse beneficiada o reconfortada con ello.
Desde hace unos 20 años empezó a generarse una nueva corriente de cambio anunciado por personas que decían ser sensibles y conocedoras de una fuerza espiritual o de conciencia que estaba emergiendo en el mundo entero y que alcanzaría a todos los estamentos sociales. Se hablaba del retorno al campo, al medio rural y de la necesidad urgente de unirse todos en un esfuerzo común para erradicar el hambre, la incomprensión y la insolidaridad del mundo, también la indiferencia y la falta de fe. Han pasado 20 años y todo sigue igual. Sigue el hambre, siguen las guerras, sigue el egoísmo, la ambición, y algunos ya no son millonarios en pesetas lo son en euros.
Y volviendo al eje de mi comentario, tenemos que decir que ese cambio ilusionante que transformaría a la sociedad seguimos esperándolo, quizá ahora con más urgencia que nunca cuando vemos como las expectativas de concordia entre culturas milenarias se desmoronan, y cuando la cultura del bienestar sigue en su poltrona viviendo de espaldas al mundo necesitado. Debe ser muy embriagador el deseo de tener y el tener en si, que anula todo sentimiento de solidaridad, sentimiento que debería existir sobre todo en aquellos que nadando en la abundancia, permanentemente están exigiendo para sus empresas mejoras en sus niveles de crecimiento o progreso. Poco les importa el que miles de personas vivan hipotecados toda su vida, saben que así no les quedará tiempo para reclamar derechos. Si al motor de la economía (consumo y/o ahorro en vivienda) le tratan así, como van a pensar en aquellos que no comen o mueren de sida si están a miles y miles de kilómetros de distancia.
Si las empresas y los estados no lo arreglan, es muy dificil que lo arregle el cambio de conciencia que no llega.
Levi